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domingo, 28 de enero de 2018

"No vale todo el oro del mundo"

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Se estima que el 15% del oro en el mundo se extrae de forma artesanal, en pequeñas minas donde en la mayoría de ellas se usa mercurio. Los mineros que lo utilizan se arriesgan a envenenarse, envenenar a sus hijos y contaminar el suelo.

Se calcula que en el mundo hay de 10 a 15 millones de minas de oro no reguladas que operan en 70 países. La minería artesanal a pequeña escala es, después de la quema de combustible fósil, la mayor fuente de contaminación de mercurio en el mundo.

En Indonesia, la industria es el sustento de tres millones de personas.

Fahrul Raji tiene unos 30 años y no se siente bien. En el centro sanitario de Kereng Pangi, un pueblo cerca de Kalimantan Central y rodeado de yacimientos de oro, explica sus síntomas. "Con frecuencia me dan dolores de cabeza y me siento débil. También tengo un sabor amargo en mi boca".

Según el doctor Stephan Bose-O'Reilly, quien lo examina, Fahrul se ha estado envenenando lentamente con mercurio.

"Fahrul ha estado trabajando con mercurio durante muchos años, y ahora muestra los síntomas típicos de una intoxicación", explica este médico alemán que hace una década empezó a estudiar el impacto del mercurio en la salud de los indonesios. "También tiene temblores y problemas de coordinación".

A pesar de que el uso de mercurio en minas pequeñas de oro es ilegal en Indonesia, los mineros todavía lo utilizan para extraer el metal precioso de la piedra o el suelo.

El peligro de los humos

Fahrul no es extrae oro él mismo, sino que tiene una tienda en Kereng Pangi. A diario recibe a mineros con los frutos de su trabajo, con frecuencia piezas amalgamadas de mercurio y oro del tamaño de un guisante.

Fahrul las quema para que se evapore el mercurio y deje el metal. Pero los humos son muy tóxicos, razón por la cual fundidores como él con frecuencia muestran síntomas más severos de intoxicación que los mineros que usan mercurio en el yacimiento.

"El mercurio es una neurotoxina", explica Bose-O'Reilly. "Afecta el cerebelo, que es la parte de cerebro que te ayuda a mover correctamente y a coordinar tus movimientos. El mercurio también afecta los riñones y otro órganos, pero el daño neurológico es irreversible".

La tienda de oro de Fahrul está en la calle principal de Kereng Pangi. Detrás de un mostrador de madera, y con el soplete a un costado, espera la llegada de clientes. Es a final del día cuando los mineros aparecen con sus pepitas listas para ser fundidas.

Fahrul confiesa que si bien le preocupa el impacto que el mercurio está teniendo en su salud, no tiene intención de cambiar de trabajo. "Esto es un negocio familiar que me ha sido entregado. Mi padre también era comprador de oro, y hoy en día, con 65 años, todavía luce saludable".

A pesar de que ya presenta síntomas de intoxicación, Fahrul está convencido de que el peligro que corre es pequeño. Este es el problema con el mercurio: sus efectos no son lo suficientemente dramáticos en el corto plazo como para que sean disuasivos.

El peor caso de la historia

El peor caso en el mundo de envenenamiento masivo por mercurio ocurrió en Japón a principio del siglo XX.

Los síntomas aparecieron gradualmente en la localidad de pescadores de Minamata. Al principio, nadie podía explicar la razón por la cual la gente empezó a arrastrar las palabras cuando hablaba, o por qué se caían cuando caminaban. Empezaron a tener problemas para tragar y temblores incontrolables. Incluso los niños nacieron con defectos y miles murieron a raíz de lo que se conoció como la enfermedad de Minamata.

Tomó 30 años, hasta la década de los 60, identificar la causa de tal sufrimiento: una fábrica de plástico local que estaba derramando mercurio a la bahía. El mercurio estaba contaminando a los peces, el alimento de primera necesidad de la población local.

Si Fahrul continúa fundiendo mercurio en su tienda de oro, e inhala los humos tóxicos, es posible que sus síntomas empeoren.

El doctor Bose-O'Reilly asegura que su orina contiene 697 microgramos de mercurio por litro, muy por encima de los niveles normales. "Esto es increíblemente alto", sentencia. "La mayoría de las personas tiene uno o dos microgramos como mucho".

Paisaje lunar

En Kalimantan Central, los efectos en el medio ambiente de la industria no regulada de extracción de oro han sido devastadores. Alrededor de Kereng Pangi los mineros han erosionado el bosque virgen que una vez fue hogar de orangutanes y bucerótidos. Lo que queda ahora es un paisaje lunar con pozos de agua contaminados.

"Se trata de 60.000 hectáreas de terreno desolado completamente lleno de hoyos", explica Sumail Agrawal, el director técnico de YTS, una ONG local que trabaja para mitigar el impacto de mercurio.

"Lo puedes ver en Google Earth, una mancha blanca en el medio de un paisaje verde. Esto una vez fue selva tropical en un sustrato arenoso. Si lo dejas tranquilo durante 50 años, crecerá algún tipo de vegetación, pero nunca volverá a ser la selva diversa que fue".

Alrededor de Kereng Pangi no hay pepitas grandes de oro por extraer, sólo pequeñas partículas del metal precioso que se esconden en toneladas de tierra. Los mineros utilizan escurrideros mecánicos para atrapar el lodo rico en oro. Usando sus propias manos y sin protección lo mezclan con mercurio en cubetas.

Mezcla explosiva

El mercurio es un contaminante persistente, no se degrada en el medio ambiente. En la isla indonesia de Lombok, su daño potencial es mucho mayor, pues este metal pesado se usa en conjunto con cianuro.

"El mercurio y cianuro juntos generan un doble problema para el medio ambiente", señala la doctora Dewi Krisnayanti, científica del suelo especialista en metales pesados de la Universidad Mataram de Lombok.

El cianuro ayuda a disolver el mercurio, y cuando el desecho se tira a un campo de arroz, se pega a las moléculas orgánicas, convirtiéndose en metilmercurio. Esto es mucho más tóxico.

En Minamata fue el metilmercurio lo que envenenó a miles de personas.

Dewi ha analizado muestras de semillas de arroz y hojas de los campos del suroeste de la isla.

"La concentración de metilmercurio fue la mayor que se haya registrado en un laboratorio, 115 partículas por mil millones", explica la experta. "Me dio mucha tristeza ver esos datos, pues el metilmercurio puede ser absorbido por las plantas, meterse en la cadena alimentaria y afectar la salud de los humanos".

"Desastre nacional"

Los mismos métodos se usan para extraer oro en otros países asiáticos, donde el principal alimento es el arroz. Si se determina que la contaminación en los campos de arroz está extendida, las consecuencias podrían ser devastadoras.

Extrayendo oro de manera artesanal 

Halimah Syafrul, del Ministerio de Medio Ambiente de Indonesia, asegura que los controles en importación ilegal de mercurio están siendo más estrictos. 

El gobierno espera que la próxima ratificación de Naciones Unidas del tratado sobre mercurio, conocido como la Convención de Minamata, le aporte la ayuda internacional que necesitan para ofrecer alternativas a los mineros que utilizan mercurio.

"Hay contaminación en el ambiente, en los ríos, destrucción en las zonas montañosas y destrucción de nuestros bosques protegidos. Es una situación similar en casi todas las provincias y en Indonesia tenemos 34 ", explica Halimah, un científico medioambientalista.

El doctor Rachmadi Purwana, profesor de Salud Pública de la Universidad de Indonesia está preocupado.

"La amenaza está ahí, a diario, y es cada vez mayor. Tenemos que recordar que en Japón un pequeño lugar como Minamata destruyó al mundo con la reveladora enfermedad de Minamata. En Indonesia no se trata de una sola localidad, es en todo el país. Prácticamente en cada provincia existe la minería de oro artesanal".

¿A qué le teme Rachmadi si no se hace algo? "A un desastre nacional".

Nuestra humilde opinion es que no debemos exponernos a tales peligros en donde nuestro pais es una potencia del turismo y fuente principal agropecuaria mundial. Exponer a nuestro pueblo a tantas condiciones negativas no vale todo el oro del mundo!!!

Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
M. Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
Tel. 809-557-4714.


miércoles, 24 de enero de 2018

"Consumo elevado de sodio se asocia a de demencia."

El exceso de sal es malo para el cerebro

Una dieta con un contenido elevado de sal perjudica al cerebro y tiene repercusiones sobre la salud mental. Según un estudio publicado en Nature Neuroscience, la ingesta elevada de sodio causa cambios en el sistema inmunitario capaces de afectar a la función cognitiva y causar demencia, al menos en ratones.

Estos nuevos datos se suman a estudios epidemiológicos previos que habían relacionado el consumo elevado de sal en humanos con un riesgo incrementado de sufrir hipertensión y enfermedades cardiovasculares, así como insuficiencia renal, osteoporosis e incluso cáncer de estómago. También se había hallado una asociación entre el exceso de sodio y demencia, además de accidentes cardiovasculares.

7 preguntas y respuestas sobre el consumo de sal

A nivel celular, el exceso de sodio termina provocando una falla de las células endoteliales, que son las células que tapizan los vasos sanguíneos y se encargan del tono vascular. En el caso del cerebro, hasta el momento se desconocía cuál era el mecanismo exacto por el que el este condimento impactaba de forma negativa en la salud cerebral.

“Hay cada vez más pruebas de que la sal provoca efectos perjudiciales profundos en la salud cerebral", explica el neurólogo Constantino Iadecola, autor senior de este estudio y director del Instituto de Investigación del cerebro y la mente Familia Feil, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cornell, en Nueva York (EE.UU.). Estudios epidemiológicos recientes hallaron que no siempre ocurre que un exceso de sodio repercuta en una presión arterial alta, lo que hacía que fuera complicado para las agencias de salud públicas emitir recomendaciones para toda la población. No obstante, sí se veía que tanto si se producía hipertensión como no, el cerebro se ve afectado. Y queríamos saber por qué”.

La sal oculta en los alimentos

Iadecola y su equipo realizaron un experimento en que alimentaron a ratones con una dieta con entre 8 y 16 veces más contenido en sal de lo que suelen ingerir. Esta cantidad de sal es comparable, según los investigadores, a unos 20 o 30 gramos de sodio en una dieta humana.

“Treinta gramos es difícil que se lleguen a ingerir, pero 20 gramos sí. En Kazajistán, por ejemplo, toman entre 3 y 4 cucharaditas de sal al día, el equivalente a unos 20 gramos diarios o unas cinco veces más de la cantidad de sal recomendada por la Asociación Americana del Corazón. Es el lugar con el consumo de sodio más elevado del mundo”, apunta Iadecola.

Y añade que en Asia, en general, el uso de sal es elevado, con salsas como la de soja, muy saladas. En los países occidentales, lamenta el especialista, el problema es la cantidad de sal oculta en la comida preparada. “No podemos ni llegar a saber la cantidad de sal que ingerimos”, remarca.

Tres meses después de comenzar esta dieta rica en sodio, los investigadores vieron que el endotelio, el tejido que recubre la zona interna de todos los vasos sanguíneos y modula el tono vascular, funcionaba mal, disminuía el flujo sanguíneo en el cerebro y los ratones comenzaban a tener problemas cognitivos: por ejemplo, perdieron la habilidad de explorar o de escapar de un laberinto. En cambio, su presión sanguínea se mantuvo igual.

Recetas de platos y salsas en sus versiones saludables

“Una serie de indicios que nos sugerían que comenzaban a padecer demencia. Vimos que se producía una reducción del 30% del flujo de sangre que va al cerebro y que las células de los vasos sanguíneos, que forman el tejido epitelial, eran incapaces de cumplir su función”, apunta.

Los investigadores observaron que con la ingesta de una gran cantidad de sal, aumentaba la cantidad de un tipo de glóbulos blancos que hay en el intestino, los linfocitos TH17, y también de unas moléculas causantes de inflamación llamadas IL-17. Es más, vieron que era precisamente ese aumento de moléculas IL-17 en sangre lo que acababa provocando efectos negativos en el cerebro y síntomas propios de la demencia. “Quedan muchas cuestiones abiertas, como por ejemplo cómo logra la sal en el intestino transformar los glóbulos blancos”, indica Iadecola.

Presente en las demencias

Para que el cerebro realice de forma normal sus funciones necesita un nivel de sangre adecuado y constante. “Las neuronas para funcionar necesitan oxígeno y azúcar”, puntualiza el investigador. En el estudio tanto en ratones como en células humanas los investigadores observaron que el aumento de moléculas proinflamatorias disminuía el flujo sanguíneo en el cerebro y se sospecha que en algunos tipos de demencias, como por ejemplo el Alzheimer, justamente el flujo sanguíneo se ve reducido.

En el estudio, los ratones que siguieron la dieta alta en sal eran incapaces después de pocas semanas de identificar nuevos objetos, perdieron memoria espacial e incluso eran incapaces de fabricar un nido. La buena noticia es que los investigadores también vieron que los efectos de una dieta con exceso de sodio se podían revertir al poco tiempo simplemente volviendo a una alimentación normal saludable.

Evitá las drogas alimentarias

Esta investigación se suma a otra reciente, publicada en Nature que alertaba del impacto negativo del exceso de sal en la dieta sobre la microbiota intestinal, el conjunto de trillones de microorganismos que habita sobre todo en nuestro colon y que se encarga de funciones clave para el organismo, como entrenar al sistema inmunitario.


El año pasado este mismo equipo concluía en un artículo en Nature Medicine que los cambios en el sistema inmunitario del intestino podían alterar el cerebro y su capacidad de reparar daños tras, por ejemplo, un infarto. “Lo hemos demostrado en el caso de infarto y ahora de demencia. Un consumo elevado de sal puede impactar de forma negativa en la salud cerebral en humanos, independientemente de su efecto en la presión arterial”, resume Iadecola.

Publicado: www.clarin.com