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martes, 21 de noviembre de 2017

"Paralisis Facial"

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La parálisis facial periférica consiste en un sindrome agudo con debilidad de la musculatura facial por afectación del nervio facial después del núcleo de este nervio (infranuclear), si el origen es anterior al núcleo (supranuclear), no es parálisis periférica, sino parálisis central, teniendo importancia en medicina distinguir las dos afecciones (la parálisis facial central es contralateral a la lesión afectando a la hemicara inferior mientras que la parálisis facial periférica es ipsilateral afectando a toda la hemicara)

Es la más frecuente de todas las parálisis de los nervios craneales, puede ser unilateral si afecta únicamente a un lado y en raros casos bilateral. Según su origen puede dividirse en dos grupos:
Parálisis facial periférica idiopática o primaria, también llamada parálisis de Bell o parálisis a frigore. Es la más habitual y no se conoce la causa que la origina.
Parálisis facial sintomática o secundaria. Su frecuencia es menor, en este caso la parálisis facial es uno de los síntomas de otra enfermedad.

La parálisis de Bell se produce cuando el nervio que controla los músculos faciales está inflamado o comprimido, sin embargo, se desconoce qué es lo que causa el daño. La mayoría de los científicos cree que una infección viral causa el trastorno. Se cree que el nervio facial se inflama como reacción a la infección, causando presión dentro del canal de Falopio y llevando a un infarto (muerte de las células nerviosas debido al suministro insuficiente de sangre y oxígeno). En algunos casos leves sólo hay daño en la vaina de mielina del nervio. La vaina de mielina es el recubrimiento graso, el cual funciona como un aislante, de las fibras nerviosas del cerebro. Hace más de dos décadas se reconoce una íntima relación entre páralisis facial periférica "idiopática" y enfermedades sistémicas metabólicas como el la diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica y dislipidemia tipo hipercolesterolemia, siendo la parálisis de Bell una manifestación temprana, aguda y grave del síndrome metabólico en la gran mayoría de los enfermos con primo diagnóstico.

Se producen aproximadamente 20 casos anuales por cada 100.000 personas.​ Afecta a hombres y mujeres por igual y puede producirse a cualquier edad, pero es menos común antes de los 6 años de edad y después de los 60 años. Ataca en forma desproporcionada a mujeres embarazadas y a personas que padecen diabetes o enfermedades respiratorias superiores como la gripe.

Generalmente afecta a un solo lado de la cara, en casos raros puede afectar simultáneamente a los dos lados. Debido a la complejidad del nervio facial, la interrupción de su función puede generar diversos problemas. Los síntomas varían entre las personas y fluctúan en gravedad desde una debilidad leve a parálisis total, pueden incluir tics. 

Del lado afectado presenta aplanamiento de arrugas frontales, descenso de la ceja, imposibilidad de ocluir el párpado, con epífora o lagrimeo. Cuando se le pide al paciente que cierre los ojos, el globo ocular del lado paralizado se dirige hacia arriba (signo de Bell). 

El surco nasogeniano se borra, con desviación de la comisura bucal hacia el lado opuesto. Según el nivel de la lesión pueden afectarse las funciones secretorias, del músculo del estribo y del gusto.​ Con mayor frecuencia estos síntomas, que generalmente comienzan súbitamente y llegan al máximo en 48 horas, llevan a una distorsión facial significativa.

Otros síntomas pueden comprender dolor o molestias alrededor de la mandíbula y detrás del oido, zumbid0 en uno o ambos oídos, dolor de cabeza, perdida del gusto, hipersensibilidad al sonido del lado afectado, deterioro en el habla, mareos y dificultad para comer o beber.

No existe una cura o curso estándar de tratamiento para la parálisis de Bell. El factor más importante en el tratamiento es eliminar la fuente del daño nervioso.así también es importante iniciar el tratamiento en las primeras 72 h cuando este indicado, y este se divide en dos aspectos importantes el tratamiento médico y la rehabilitación.

La parálisis de Bell afecta a cada individuo en forma diferente. Algunos casos son leves y no necesitan tratamiento ya que generalmente los síntomas remiten por sí solos en 2 semanas. Para otros, el tratamiento puede incluir medicamentos y otras opciones terapéuticas.

Estudios recientes han demostrado que los esteroides son un tratamiento eficaz para la parálisis de Bell y que un medicamento antiviral como aciclovir está indicado en el sindrome de Ramsay Hunt, combinado con un antiflamatorio tal como el esteroide prednisona (que reduce la inflamación e hinchazón, pueden ser eficaces para mejorar la función facial al limitar o reducir el daño al nervio. Analgésicos como la aspirina, paracetamol, o ibuprofeno pueden aliviar el dolor.

Otro factor importante en el tratamiento es la protección ocular. La parálisis de Bell puede interrumpir la capacidad natural de parpadeo del párpado, dejando al ojo expuesto a la irritación y la sequedad. Por ello, es importante mantener el ojo húmedo y protegerlo de lesiones, especialmente de noche. Las gotas oculares lubricantes, tales como lagrimas artificales, ungüentos o geles oculares y los parches oculares también son eficaces.

La fisioterapia para estimular al nervio facial y ayudar a mantener el tono muscular puede ser beneficiosa para algunas personas. El masaje y los ejercicios faciales pueden ayudar a evitar las contracturas permanentes (contracción o acortamiento de músculos) de los músculos paralizados antes de que se produzca la recuperación. El calor húmedo aplicado al lado afectado de la cara puede ayudar a disminuir el dolor.

Otras terapias que pueden ser útiles para algunos individuos son las técnicas de relajacion, acupuntura, estimulacion electrica, capacitación de biorretroalimentacion, y terapia con vitaminas (vitaminas B12, B6 y zinc), que estimulan el crecimiento nervioso.

En general, la cirugía de descompresión para la parálisis de Bell, para aliviar la presión sobre el nervio, es controvertida y se recomienda poco. En ocasiones infrecuentes, puede ser necesaria la cirugía plástica reconstructiva para reducir deformidades y corregir algunos daños tales como un párpado que no cierre completamente o una sonrisa torcida.

El pronostico para los individuos con parálisis de Bell es generalmente muy bueno. La extensión del daño nervioso determina el alcance de la recuperación. La mejoría es gradual y los tiempos de recuperación varían. Con o sin tratamiento, la mayoría de los individuos comienza a mejorar dentro de las 2 semanas del inicio de los síntomas y la mayoría se recupera completamente, regresando a su función normal dentro de los 3 a 6 meses. Para algunos, sin embargo, los síntomas pueden durar más tiempo. En algunos casos, los síntomas podrían no desaparecer nunca completamente. En casos infrecuentes, el trastorno puede regresar, del mismo lado o del lado opuesto de la cara. En algunos otros casos, se presenta una variante de espasmo hemifacial ipsilateral como secuela.

Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
Médico Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
Inf. 809-557-4714/809-480-0908

jueves, 16 de noviembre de 2017

"Para el cerebro, no dormir se asemeja a emborracharse"

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Cada vez existen más estudios acerca de cómo el sueño afecta a nuestro organismo y, especialmente al cerebro. Ahora, una investigación de la Escuela de Medicina David Geffen de la Universidad de Los Ángeles, California (EE.UU.) y la Universidad de Tel Aviv (Israel) confirma que la falta de sueño tiene un impacto severo en cómo funciona el cerebro, con consecuencias potencialmente peligrosas en la vida cotidiana. Para el cerebro, no descansar adecuadamente es como excederse bebiendo alcohol.

"Descubrimos que matar de hambre –de sueño– al cerebro también priva a las neuronas de la capacidad de funcionar adecuadamente. Esto allana el camino para los lapsos cognitivos de cómo percibimos y reaccionamos ante el mundo que nos rodea", explica Itzhak Fried, líder del trabajo, a la revista Nature Medicine.

Las neuronas "inactivas" se comunican de forma ineficiente. Los investigadores trabajaron con 12 personas con epilepsia. Todos los participantes tenían implantes de electrodos en sus cerebros, con el objetivo de registrar dónde se originaron sus ataques epilépticos en el período previo a la cirugía.

Como parte de su evaluación, las convulsiones fueron inducidas por insomnio, manteniéndose despiertos toda la noche hasta que experimentaran un ataque, de cara a que la actividad eléctrica en el cerebro pudiese ser debidamente registrada.

En el experimento, los participantes recibieron una tarea de categorización en la que tuvieron que ordenar diferentes imágenes en distintas categorías lo más rápido posible. Mientras realizaban esta tarea, los investigadores se centraron en la actividad eléctrica en el lóbulo temporal del cerebro, que se ha asociado con la memoria y el reconocimiento visual. Los científicos observaron que cuanto más somnolientos y cansados estaban los participantes, más difícil les resultaba la tarea y más lenta era su ejecución.

"Nos fascinó observar cómo la privación del sueño amortiguaba la actividad de las células cerebrales", comenta Yuval Nir, coautor del trabajo. Así, con la falta de sueño, las células cerebrales se volvieron "lentas" y la comunicación neuronal se vio afectada. "Las neuronas respondieron lentamente y sus transmisiones se prolongaron más de lo habitual", aclara Nir.

El insomnio, por tanto, provocaba que la actividad de los cerebros –agotados por el cansancio– fuese 'somnolienta'. También descubrieron que las células cerebrales que tardaban más tiempo en responder estaban asociadas a ondas cerebrales más lentas, como las que normalmente se registran durante las fases del sueño, y que esta actividad en cámara lenta se ubicaba en las mismas regiones del cerebro.

"Las ondas lentas de sueño interrumpieron la actividad cerebral de los pacientes y la realización de tareas. Este fenómeno sugiere que las regiones seleccionadas de los cerebros de los pacientes estaban dormitando, causando lapsos mentales, mientras que el resto del cerebro estaba despierto y funcionando como de costumbre", apunta Fried.
Los investigadores comparan la falta de sueño con beber en exceso, y sugieren que se deben tomar medidas más adecuadas contra la conducción en ese estado.

"El sueño inadecuado ejerce una influencia similar en nuestro cerebro a beber demasiado. Sin embargo, no existen estándares legales o médicos para identificar a los conductores cansados en la carretera de la misma manera que atacamos a los conductores ebrios", finaliza el científico.

Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
Medico Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
809-557-4714/ 809-480-0908

miércoles, 8 de noviembre de 2017

"El Perdonar"

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El perdón es la acción por la que una persona disculpa a otro una acción considerada como ofensa, renunciando eventualmente a vengarse, o reclamar un justo castigo o restitución, optando por no tener en cuenta la ofensa en el futuro, de modo que las relaciones entre ofensor perdonado y ofendido perdonante no queden mas o menos afectadas. 

El perdonante no "hace justicia" con su concesión del perdón, sino que renuncia a la justicia al renunciar a la venganza, o al justo castigo o compensación, en aras de intereses superiores. El perdón no debe confundirse con el olvido de la ofensa recibida. Tampoco perdona quien no se siente ofendido por lo que otras personas considerarían una ofensa. Tampoco perdona quien deja de sentirse ofendido tras las explicaciones del presunto ofensor que hacen ver la inexistencia originaria de ofensa alguna. 

El perdón es obviamente un beneficio para el perdonado, pero también sirve al perdonante (que también está interesado en ver recompuestas total o parcialmente sus relaciones con el ofensor y en ocasiones cumple al perdonar una obligación moral o religiosa) y a la sociedad, pues contribuye a la paz y cohesión sociales y evita espirales de venganzas, motivo por el que religiones y diversas corrientes filosóficas lo recomiendan.

ELEMENTOS DEL PERDÓN

La acción de perdonar conlleva la existencia de las siguientes situaciones o hechos:

Existencia de una ofensa de cualquier tipo;

Conocimiento de la ofensa por el ofendido, por la "confesión" del propio ofensor o por otros medios;

El perjudicado por la ofensa se siente ofendido;

Se modifica la actitud del ofendido hacia el ofensor (resentimiento, situación de enfado);

(eventualmente) conocimiento por el ofensor de la afectación de las relaciones entre ofensor y ofendido;

(eventualmente) el ofensor siente y/o manifiesta su vergüenza y/o arrepentimiento;

(eventualmente) el ofensor reconoce su error y culpa y/o solicita el perdón y/o da una satisfacción al ofendido para hacerse merecedor del perdón;quien pide perdón reconoce ante si mismo su propio error y culpa, vence su orgullo y se humilla ante el ofendido, solicitándole la gracia del perdón (lo que puede afectar a la autoestima); se arriesga a haber reconocido la culpa o responsabilidad para eventualmente no recibir el perdón solicitado.

El ofendido decide perdonar al ofensor, y, (eventualmente) se lo comunica expresa o tácitamente.

FACTORES QUE FACILITAN LA OBTENCIÓN DEL PERDÓN

Aunque el ofendido es teóricamente libre de perdonar o no, y el perdón es por tanto en teoría un acto graciable que no puede ser exigido, de hecho aumentan para el ofensor las posibilidades de ser perdonado:

- cuando el ofensor explicita su pesar o arrepentimiento,

- cuando ha solicitado el perdón, sobre todo si se lo hace públicamente,

- cuanto menos grave fuera la ofensa,

- cuando se ha compensado al ofendido por el daño,

- cuanto más importante sea su relación con el ofensor,

- cuando el ofensor manifiesta su ánimo de enmienda,

- cuando el ofendido considera el acto de perdonar como una obligación moral o religiosa.

TIPOS DE PERDÓN

Perdón pleno/parcial: En el perdón pleno, el perdonante "perdona y olvida", es decir, no sólo decide no odiar al perdonado, sino que recupera la relación de confianza o amor con el perdonado, como si la ofensa no hubiera tenido lugar. En el perdón parcial, el perdonante decide no odiar al perdonado por la ofensa recibida, pero no se recomponen totalmente las relaciones preexistentes.

Perdón condicional/incondicional: En el perdón condicional, el perdonante subordina algunos o todos los efectos del perdón al seguimiento por parte del perdonado de ciertas reglas de conducta o al cumplimiento de cualquier otro tipo de condición.

Perdón expresado/tácito/no expresado: El perdonante puede optar por comunicar expresamente al perdonado la concesión del perdón, o bien por hacérselo ver por hechos más o menos concluyentes, o bien optar por no comunicarle de modo alguno la concesión del perdón.

Perdón espontáneo/solicitado: El perdón solicitado es el que se produce tras la petición de disculpas del ofensor, el espontáneo tiene lugar sin tal petición.
Perdón humano/divino: Según quién sea quien perdona, Dios o el ofendido, el perdón será divino o humano.

Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
M. Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
809-557-4714/ 809-480-0908

sábado, 4 de noviembre de 2017

Celos?

Qué son los celos y por qué los sentimos 5

Sentir celos es parte de la naturaleza humana, es una respuesta emocional que ocurre como resultado de un complejo proceso psicológico que nunca es agradable. Por ello es que hoy te invito a intentar describir qué son los celos y por qué somos celosos.

¿Qué son los celos?

Los celos representan una de las emociones más naturales o esenciales y al mismo tiempo, una de las más oscuras, dañinas e incómodas que existen.

Se tiene constancia de que este sentimiento es inherente a la condición humana desde tiempos ancestrales, siendo por ejemplo una temática recurrente en la mitología Griega o en las narraciones de la Biblia (donde aparecen en innumerables oportunidades como un mal en los hombres).

Sin embargo, también podemos encontrarnos con esta emoción en otras especies animales tales como los chimpancés, los elefantes o los perros que son también celosos, entre otros tantos.

Hay quienes creen que los celos son otra forma de envidia pero, a diferencia de esta, los celos aparecen más bien como un temor, como el miedo a perder determinada cosa, objeto, función o relación, entre otras cosas. Para entender mejor ambos conceptos, veamos cómo define estas emociones el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE).

Envidia
Tristeza o pesar del bien ajeno.
Emulación, deseo de algo que no se posee.
Celo
Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona.
Recelo que alguien siente de que cualquier afecto o bien que disfrute o pretenda llegue a ser alcanzado por otro. 
Sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra.

Entonces podemos diferenciar estas emociones al tener en cuenta quiénes o qué cosas entran en juego. Así, decimos que la envidia se refiere a algo que alguien más posee mientras que el celo refiere al temor ante la posibilidad de perder algo que nosotros poseemos.

Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
Medico Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
Tel. 809-557-4714/ 809-480-0908