Se ha hablado y escrito mucho sobre la esquizofrenia, pero sigue siendo una gran desconocida. Tal es así que se le llegan a atribuir una serie de trastornos psíquicos que, en ocasiones, no tienen nada que ver con la realidad, lo que provoca una visión equivocada de enfermedades como ésta e incluso una estigmatización de las personas que sufren esta enfermedad.
La esquizofrenia, en ocasiones, se ha asociado a personas violentas, muy peligrosas o incluso “asesinos en potencia”. Sin embargo, la realidad es distinta. Con un tratamiento adecuado, las personas que padecen esta enfermedad pueden llevar una vida perfectamente normal. Una de las dificultades de esta enfermedad es su difícil diagnóstico temprano. De hecho, sus síntomas podrían confundirse con la depresión. Esto hace que se piense que el 50% de los pacientes con esquizofrenia reciben un tratamiento inadecuado. Por lo que, a pesar del gran impacto que provoca esta enfermedad, tanto a nivel económico como humano, las investigaciones han avanzado poco en el desarrollo de tratamientos nuevos y más efectivos.
Con el objetivo de ayudar al diagnóstico médico y mejorar las vidas de las personas que sufren esta enfermedad, un equipo de científicos de distintas Universidades han logrado determinar que la proteína reelina podría ser la responsable de los cambios internos que genera esta enfermedad.
La raíz del problema
El cerebro humano es una compleja red de regiones interconectadas a nivel estructural y funcional. Cuando se produce una conexión anormal en toda esta red, es cuando se puede producir una disfunción cerebral. Este es el caso de la esquizofrenia.
Dicha enfermedad implica una compleja serie de alteraciones en el pensamiento, la percepción y el comportamiento. Produce graves alteraciones en la vida de las personas y, como es evidente, tiene un fuerte impacto en el sistema económico y social. A pesar de todo eso, las investigaciones recientes han hecho pocos progresos en el desarrollo de tratamientos nuevos y más eficaces.
Recientemente, como ha sido publicado en Tendencias 21, se han proporcionado importantes evidencias que indican que el responsable de la esquizofrenia es de origen genético. Desde este punto de vista, la esquizofrenia se considera como una enfermedad poligenética, es decir, intervienen múltiples polimorfismos genéticos cada uno de los cuales contribuye a la manifestación de la enfermedad.
Los datos genéticos son una especie de mapa que nos indica en qué zona se localiza el problema. Ahora bien, la solución no está sólo ahí. Por ello, los autores de esta investigación, basándose en la información genética conocida, han proporcionado un dato más, realmente importante, que aporta un poco más de luz y permite ir resolviendo poco a poco las incógnitas que rodean a este misterioso trastorno.
El trabajo publicado en Neuroscience concluye que el déficit de una proteína denominada reelina podría ser la responsable del cambio de función y de expresión de los receptores de dopamina y de serotonina, implicados en el desarrollo de la enfermedad. Esto supone que anormalidades en esta proteína genera una interrupción en la neurotransmisión dopaminergica.
El comienzo de esta investigación
Toda esta investigación comenzó hace unos años cuando el equipo del profesor Héctor Caruncho, una de las máximas autoridades mundiales en este ámbito, encontró “postmortem”, en cerebros de individuos afectados por este trastorno, una presencia muy baja de reelina. Tal y como nos ha informado el Dr. Caruncho la cantidad de esta proteína encontrada en los cerebros enfermos llegó a ser la mitad de la que mostraban los cerebros sanos.
Ante estos hallazgos, cabían una serie de preguntas, ¿cuáles eran las causas de que existiese una disminución de reelina en estas personas? Y por otro lado, ¿qué consecuencias tenía esta disminución en los procesos neuroquímicos y de comportamiento?
Para intentar resolver estas cuestiones el equipo del profesor Caruncho realizó estudios con ratones mutantes. Estos ratones se caracterizan porque presentan carencias alélicas que hacen que contengan la misma cantidad de reelina que las personas que sufren de esquizofrenia.
Encontraron que existían dos zonas del cerebro donde el comportamiento de los neurotrasnmisores de dopamina y serotonina, tan importantes en esta enfermedad, era totalmente contrario. Y, ¿qué tenía de interesante este hallazgo? Pues que justamente era el mismo comportamiento que se producía en el cerebro de los pacientes con esquizofrenia.
Reelina y esquizofrenia
A raíz de estos hallazgos, los investigadores propusieron que, probablemente, estos neurotransmisores se viesen alterados en función y comportamiento como consecuencia de los bajos niveles de la reelina. Y que probablemente, esta fuese la causa también del diferente comportamiento de dopamina y serotonina en diferentes partes del cerebro.
Llegaron a observar que en estos ratones la alteración sufrida en los dos neurotransmisores se producía a la vez en dos partes diferentes del cerebro. Por un lado, en la corteza cerebral observaron una disminución de los niveles de expresión de estos receptores, mientras que en el cuerpo estriado se producía todo lo contrario, es decir, aumentaban. Algo realmente interesante, porque son dos cambios que se producen en el cerebro de personas que sufren esta enfermedad.
Pues bien, estas alteraciones sufridas por los neurotransmisores en distintas partes del cerebro son importantes en el trastorno y se producían, justamente, cuando disminuían los niveles de reelina. Por lo que sugieren que la reducción de esta sustancia podría ser la responsable del cambio de expresión y función de ambos tipo de receptores.
Para finalizar
Esta enfermedad requiere de un tratamiento multidisciplinar. Por un lado, el tratamiento con fármacos antipsicóticos que ayudan a controla los síntomas y por otro, emplear programas de rehabilitación que refuercen la capacidad del paciente a afrontar la enfermedad, ya que en muchos casos el paciente no se siente como tal enfermo.
Esta falta de conciencia de no estar enfermo, unida al hecho de que los fármacos pueden provocar importantes efectos secundarios, hace que, en muchos casos, el paciente llegue a abandonar el tratamiento. Y este abandono, presente en el 50% de los pacientes, puede derivar en recaídas.
Alcanzar un diagnóstico precoz, así como, poder proporcionar un tratamiento personalizado para cada paciente, podría reducir el deterioro que provoca la enfermedad, y, por tanto, disminuir el estigma que está asociado a la esquizofrenia.
La estigmatización de la enfermedad, sufrida tanto por pacientes como por cuidadores, puede suponer un aumento del aislamiento social, desempleo, discriminación y por tanto, una calidad de vida deteriorada. Esto podría evitar la “resistencia” a pedir ayuda debido al estigma y vergüenza que lleva asociada la enfermedad.
Por lo que avances como el que nos muestra esta investigación son de gran interés, ya que permitiría realizar tratamientos precoces sin dejar avanzar tanto la enfermedad.
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Fuente: www.tendencias21.com
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