Autores: Gemma García-Parés, Josefina Pérez-Blanco, Manel Sánchez-Pérez, Carlos Roncero, Facund Fora, Verónica Galvez Ortiz, Narcís Cardoner-Álvarez, Jose M. Crespo-Blanco y Víctor Navarro-Odriozola.
RESUMEN
El concepto de depresión resistente nace a finales
de los años 60, una vez completados los ensayos de eficacia
para la imipramina y tricíclicos derivados. Desde entonces se
han formulado distintas definiciones, unas poco específicas, otras más operativas ; ésta se puede
concretar como: “depresión primaria que no responde a 300
mg de imipramina o antidepresivos equivalentes, ni a IMAO,
con un tiempo mínimo de espera de respuesta de 6 semanas y
siempre que se asegure el cumplimiento terapéutico”. Thase y Rush sugieren la estratificación de la resistencia
en 5 niveles, un primer nivel sería la no respuesta a un ensayo adecuado con inhibidores selectivos de la recaptación
de serotonina (ISRS) o inhibidores selectivos de
la recaptación de noradrenalina (ISRN), un segundo nivel
sería el nivel 1 más no respuesta a un antidepresivo de otra
familia, el nivel 3 sería el nivel 2 más no respuesta a un
antidepresivo tricíclico (ADT), el nivel 4 sería el nivel 3 más
no respuesta a inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAOs)
y finalmente el nivel 5 sería el nivel 4 más la no respuesta a
electroconvulsivoterapia (TEC). Esta definición de Thase no
obstante, cuenta con la desventaja de no distinguir entre
respuesta parcial y completa y no considera las posibilidades
de estrategias de potenciación y combinación.
La importancia de conocer qué es y qué hacer ante una depresión resistente se sustenta en el hecho de que un 30-40% de los pacientes no responden al primer tratamiento, y un 5-10% no
responderán a estrategias terapéuticas más agresivas.
Fuente: Actas Españolas de Psiquiatría, Año 2011;39 :8-13.
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
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