Autores: Gustavo Román y Belen Pascual
La demencia vascular (DV) es la segunda causa de demencia después de la enfermedad de Alzheimer (EA) y puede considerarse la causa más común cuando se incluyen casos combinados de EA con lesiones cerebrovasculares en el anciano (demencia mixta). El diagnóstico de DV requiere de la presencia de demencia diagnosticada por pruebas cognitivas, más una lesión vascular cerebral y una relación causa-efecto entre las dos. El déficit cognitivo de origen vascular sin llegar a la demencia recibe el nombre de deterioro cognitivo leve vascular. Las lesiones vasculares más frecuentes son la demencia multi-infarto, los infartos estratégicos, y las lesiones de pequeños vasos. Estas últimas incluyen la isquemia de la substancia blanca (leucoaraiosis) y los infartos lacunares. La localización de infartos estratégicos que causan DV incluye los territorios de las arterias cerebrales, posterior y anterior, y el compromiso bilateral de los ganglios basales o del tálamo. El patrón cognitivo más frecuente en la DV incluye la lentificación mental y motora, la disfunción ejecutiva de tipo subcortical, los déficits atencionales, la disartria y la depresión. Las alteraciones de memoria y de lenguaje son variables. Las imágenes cerebrales (CT, MRI, PET, SPECT) son muy útiles en el diagnóstico diferencial. El tratamiento de los factores de riesgo vascular, incluyendo hipertensión, diabetes, hiperlipidemia, tabaco, hiperhomocisteinemia, y apnea obstructiva del sueño, mejoran el pronóstico de la DV y retardan la evolución de la EA.
Fuente: Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, Abril 2012, Vol.12, Nº1, pp. 203-218.
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
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