Muchos factores, tanto genéticos como ambientales, han sido culpados de aumentar el riesgo de padecer esquizofrenia. Algunos, como un historial familiar de esquizofrenia, son ampliamente aceptados. Otros, como una infección por Toxoplasma gondii, un parásito transmitido por carne poco cocinada o por heces de gato, aún son contemplados con escepticismo.
Un nuevo estudio de Gary Smith, profesor de biología de la población y epidemiología en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, en el que se han usado métodos de modelado epidemiológico para determinar la proporción de casos de esquizofrenia que podrían ser atribuidos a infecciones por T. gondii, sugiere que alrededor de una quinta parte de ellos podría implicar al parásito.
El estudio se publicó en la revista académica Preventive Veterinary Medicine, editada por la conocida editorial científica Elsevier, con un catálogo de 25.000 libros en su haber y numerosas revistas académicas, entre ellas las famosas The Lancet y Cell.
La infección con el Toxoplasma es muy común, de manera que, aunque solo un pequeño porcentaje sufra consecuencias adversas, podríamos estar hablando de problemas que afectan a miles y miles de personas, tal como razona Smith.
En Estados Unidos, alrededor de una quinta parte de la población está infectada con T. gondii. La gran mayoría lo desconoce. Pero hay algunos grupos de población que deberían estar preocupados. Por ejemplo, si una mujer se infecta por primera vez durante el embarazo, su feto puede morir o sufrir problemas de desarrollo severos. Las personas con SIDA u otras enfermedades que debilitan al sistema inmunitario son susceptibles de sufrir una complicación por infección de T. gondii llamada encefalitis toxoplásmica, que puede ser mortal.
Aunque la comunidad médica ha creído durante mucho tiempo que las personas más sanas no sufren efectos adversos por una infección de T. gondii, estudios recientes han encontrado pruebas de impactos preocupantes, incluyendo una asociación con la esquizofrenia, porque el parásito se encuentra en el cerebro así como en músculos. Otros trabajos han mostrado que algunos medicamentos antipsicóticos pueden detener la reproducción del parásito. Además, estudios de laboratorio y de campo en ratones, ratas y personas han mostrado que la infección con T. gondii desencadena cambios en el comportamiento y la personalidad.
Smith también ha comprobado que en ciertos países el predominio de la infección por T. gondii es mucho mayor que en Estados Unidos, y que esos países tienen asimismo una incidencia mayor de esquizofrenia.
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Fuente: www.ncyt.com
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