El Diccionario esencial de la lengua española editado por la Real Academia Española define la ludopatía como: “adicción patológica a los juegos electrónicos o de azar”. Al parecer esta afición de los dominicanos por convertirse en ludópatas proviene de nuestra antigua Madre Patria, en donde hasta los ciegos tienen una lotería denominada “la Once”; según los españoles, la más exitosa ya que sus beneficios son dedicados a obras, ayudas y proyectos en provecho de los no videntes. Por supuesto, en España hay también un número bastante extenso de loterías y casas de apuestas.
En nuestro país, al parecer por contagio, tenemos varias loterías denominadas “lotos”, palabra que siempre va acompañada de un adjetivo que magnifica los resultados a obtener, para ellos hacerse millonarios y para los incautos, volverse más pobres. Estos, cifran su esperanza de salir de la indigencia, en sacarse un “loto” o una variedad denominada “palé”, que por supuesto es patrocinada por la misma empresa responsable de los sorteos.
Para desgracia del país, la proliferación de casinos, casas o bancas de apuestas ha resultado mayor que la verdolaga. En todo el territorio nacional –y no exageramos- existen más bancas legales con respaldo de la Lotería Nacional e ilegales clandestinas, que escuelas o liceos, incluyendo universidades. La proliferación ha llegado a tales extremos, que hasta los campos más recónditos, rayando en lo inverosímil, se encuentran estas bancas monte adentro, en donde no hay facilidades de agua o de luz, mas las mismas son alumbradas por una pequeña planta eléctrica y un inversor.
En República Dominicana el 19 % de los suicidios registrados están relacionados a trastornos de ludopatía o adicción a los juegos de apuestas o azar. La adicción a jugar es tan grave que con frecuencia el 85 % de los jugadores adictos o ludópatas, piensa en la muerte una vez se ve envuelto en deudas que no puede afrontar, y por lo general el 49% del total piensa seriamente en la muerte. Aunque en el país no se tienen datos precisos, diversas fuentes revelan que a nivel mundial cada año tres millones de adultos se vuelven apostadores patológicos.
El ludópata no solo se hace daño a él mismo, sino que daña grandemente a la familia, ya que desarrolla características negativas como la manipulación y la deshonestidad, lo que al final termina desmembrando el núcleo familiar.
Los problemas que conducen a un jugador patológico giran en tres aspectos importantes: personal, que es donde el individuo pierde contacto por la magnitud del problema; pierde contacto en su entorno, es decir, llegan a perder su familia, y pierde totalmente el contacto con la comunidad, porque llegan a un momento en que pueden incurrir en faltas graves.
El Dr. Rafael Octavio Jhonson reconocido psiquiatra, que trabaja el área de adicciones comenta: "La magnitud de las deudas, ni siquiera ellos mismos la contemplan como una falta enorme, por eso, la persona ludópata tiene un nivel de tolerancia muy bajo, incurre en faltas graves, inclusive lo último que pierde el ludópata es su actividad laboral, pero llega un momento que cuando pierde su trabajo, se mete en deudas que no puede cubrir”, dijo.
El trastorno de los juegos patológicos se desarrolla a través de varios factores, en el cual entra la genética. La descendencia de un ludópata, donde más se expresa la genética es de abuelos a nietos; regularmente los hijos de los adictos a los juegos de apuestas sufren mucho y son personas que pueden desarrollar trastornos de ansiedad y depresivos por la inestabilidad emocional con que viven.
Planteados los puntos anteriores, se considera que su origen está determinada por factores biopsicosociales. “Estudios realizados en adictos al juego demuestran alteraciones en los neurotransmisores -serotonina, dopamina y noradrenalina-, también ha sido relacionado con los trastornos de la personalidad límite y antisocial. La herencia y el ambiente juegan un papel protagónico en muchos casos.
Una de las preocupaciones en torno a este tipo de trastorno es que, generalmente las personas piensan que la adicción solamente se centra en el juego de casino, pero esas adicciones se observan más en las bancas de apuestas.
Sin embargo, el psiquiatra señala que para que una persona pueda salir de esa enfermedad, la familia es clave, ya que desarrolla uno de los problemas paralelos importantes que es la codependencia.
“Ante un miembro ludópata, la familia tiene que mantenerse con un discurso monolítico, firme, es decir, buscarle ayuda tratando de no pagarle sus deudas, porque si se las paga va a continuar con el juego”, indicó.
El juego patológico problemático, recurrente y persistente provoca un deterioro o malestar clínicamente significativo y se manifiestan porque el individuo presenta cuatro o más de los siguientes criterios:
- Necesidad de apostar cantidades de dinero cada vez mayores para conseguir la excitación deseada.
- Está irritado o nervioso cuando intenta reducir o abandonar el juego.
- Ha hecho esfuerzo repetido para controlar, reducir o abandonar el juego sin éxito.
- A menudo tiene la mente ocupada en las apuestas, reviviendo continuamente con la imaginación, experiencia de apuestas pasadas, condicionando o planificando sus próximas apuestas, pensando en forma de conseguir dinero para apostar.
- Apuesta con frecuencia, cuando siente desasosiego, culpabilidad, ansiedad o desamparo o su estado de ánimo está deprimido.
- Después de perder dinero en las apuestas, vuelve al otro día para intentar recuperar o simplemente sostener las pérdidas.
- El ludópata miente, es deshonesto para ocultar su grado de implicación que tiene en el juego, o la deuda.
- Ha puesto en peligro o ha perdido una relación importante, un empleo o una carrera académica o profesional a causa del juego.
- Cuenta con los demás para que le den dinero para resolver su situación financiera desesperada, provocada por el juego.
En ese sentido, el psiquiatra expresó que hay que hacer un gran trabajo en la familia, porque el 50% de los problemas del juego patológico es de genética.
“Hay que trabajar en la prevención y en los tratamientos con las personas que tienen este trastorno, porque el 50% del problema del juego patológico es heredado de la familia, sostuvo Johnson.
Los juegos patológicos se identifican por su grado
El Dr. Rafael Johnson, explicó que hay varios grados en la adicción al juego, uno de ellos es el episódico, que se identifica cuando una persona cumple los criterios diagnósticos en más de una ocasión, si bien los síntomas se apaciguan durante varios meses, por lo menos en período de preocupación, es decir, cuando la persona juega cada tres meses, pero que es persistente. La adicción es leve cuando cumple de cuatro a cinco de los criterios; es moderado cuando cumple seis o siete, y es grave cuando lleva de ocho a nueve criterios. “Las personas con este trastorno se deben ingresar cuando están en el criterio leve”, dijo.
Manifestó que esta psicopatología es más común en el sexo masculino y suele iniciar en la adolescencia; en el sexo femenino su inicio ocurre en edades más avanzadas, aproximadamente entre los 20 y 40 años.
Al referirse a los tratamientos más efectivos, la Dra. Biaris Rodriguez, Psiquiatra dice que es necesario realizar una buena historia clínica para identificar los síntomas y el tratamiento a seguir. “Para reducir los síntomas se pueden utilizar estabilizadores del estado de ánimo, antidepresivos y ansiolíticos en combinación con terapia cognitivo conductual y grupos de apoyo a fin de desarrollar técnicas para reducir el hábito”.
Recomendó que si conocemos un relacionado que tiene algunos de los síntomas mencionados; que ha intentado de manera repetida y sin éxito dejar o reducir el juego, es necesario que acepte que está frente a un problema que afecta al individuo, su sistema familiar y a su entorno social. “Tiene que buscar ayuda de un profesional de la salud mental”, puntualizó la doctora Rodríguez.
Nota: Datos extraídos de diferentes periódicos nacionales e internacionales, revistas y libros, al igual que entrevistas a distintos especialistas.
Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Medico Internista y Psiquiatra
CENTRO MEDICO ANACAONA
Tel. 809-557-4714/ Cel. 809-480-0908.
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