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jueves, 29 de junio de 2017

"De la enfermedad medica a la salud mental"

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Sin lugar a dudas el paciente de salud mental puede tener comorbilidades de medicina interna, un paciente con trastorno de ansiedad puede ser también hipertenso y los que padecen de enfermedades medicas de tipo crónica como la diabetes por mencionar una, pueden terminar deprimiéndose.

Hemos estado estudiando estos tipos de casos que son bastantes, y que afectan por demás a toda la población, ya que no estamos inmunes de padecerlas.

Los mismos factores que aumentan el riesgo de depresión en personas sanas también aumentan el riesgo en personas con alguna enfermedad. Estos factores de riesgo incluyen antecedentes personales o familiares de depresión, o la pérdida algún familiar por suicidio.

Sin embargo, hay algunos factores de riesgo directamente relacionados con otras enfermedades. Por ejemplo, algunas afecciones como el mal de Parkinson y los derrames cerebrales causan cambios en el cerebro. En algunos casos, estos cambios pueden tener una función directa en la depresión. La ansiedad y el estrés relacionados con la enfermedad pueden desencadenar síntomas de depresión.

La depresión es frecuente en las personas con enfermedades crónicas como:

Cáncer
Enfermedad coronaria
Diabetes
Epilepsia
Esclerosis múltiple
Derrame cerebral
Enfermedad de Alzheimer
VIH o SIDA
Mal de Parkinson
Lupus eritematoso sistémico
Artritis reumatoide

Algunas veces, los síntomas de la depresión pueden presentarse después de un diagnóstico clínico reciente, pero desaparecen en la medida en que la persona se adapta o en que se trata la enfermedad. En otros casos, ciertos medicamentos que se usan para tratar la enfermedad pueden provocar depresión, la cual puede continuar, aunque la salud física mejore.

Las investigaciones indican que las personas con depresión y otras enfermedades tienden a tener síntomas más graves de ambas enfermedades. Tal vez tengan más dificultad para adaptarse a sus enfermedades concurrentes y mayores costos médicos que aquellas sin depresión.

No es claro aún si el tratamiento de la depresión cuando hay otra enfermedad puede mejorar la salud física. Sin embargo, sigue siendo importante buscar tratamiento. Puede marcar una diferencia en la vida diaria si la persona afronta una enfermedad crónica o a largo plazo. Las personas con depresión tienen un mayor riesgo de otros problemas médicos.

No es de sorprenderse que las personas con una enfermedad o afección médica sean más propensas a sufrir de depresión. También es cierto lo contrario: el riesgo de presentar algunas enfermedades físicas es mayor en las personas con depresión.

Por ejemplo, las personas con depresión tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, derrames cerebrales y la enfermedad de Alzheimer. Las investigaciones también indican que las personas con depresión tienen un mayor riesgo de osteoporosis comparadas con otras. Las razones todavía no están claras. 

Un factor con algunas de estas enfermedades es que muchas personas con depresión quizás tengan menos acceso a una buena atención médica. Tal vez tengan más dificultad para cuidar de su salud, por ejemplo, al buscar atención médica, tomar medicamentos recetados, alimentarse bien y hacer ejercicio.

Las investigaciones en curso también exploran si los cambios fisiológicos que se observan en la depresión pueden desempeñar una función en el aumento del riesgo de enfermedades físicas. Los científicos han encontrado que las personas con depresión tienen cambios en la manera cómo funcionan varios sistemas del cuerpo, los cuales pueden afectar la salud física:

Signos de mayor inflamación
Cambios a nivel cardiovascular
Anomalías del sistema endocrino
Entre muchos otros

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Medico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona
809-557-4714
809-480-0908


"¿Alcohol para calmar la ansiedad?, solución de alto riesgo"

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Un estudio concluyó que usar alcohol y drogas para reducir la ansiedad aumenta el riesgo de abuso de sustancias y problemas mentales.

Ante situaciones que provocan ansiedad, ya sea en el ámbito social, laboral o afectivo, muchas personas recurren al alcohol como un medio para tranquilizarse. Piensan que tomar una cerveza o copa de vino les ayudará a calmarse, y de hecho, puede servirles para reducir su ansiedad en el corto plazo.

Sin embargo, un nuevo estudio ha concluido que automedicarse con alcohol o drogas aumenta el riesgo de desarrollar algún tipo de adicción a sustancias a largo plazo, sin abordar el problema de la ansiedad subyacente, informó Health.com.

Muchas personas recurren al alcohol, a los medicamentos o a las drogas para calmar su ansiedad, pero a largo plazo esto resulta contraproducente, dijo a Health, James M. Bolton, autor principal del estudio, médico y profesor asistente de psiquiatría y psicología de la Universidad de Manitoba, en Winnipeg.

Bolton y su equipo reanalizaron los datos de una encuesta nacional en Estados Unidos, dirigida por el Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo de ese país, que comenzó en 2001 e incluyó una muestra representativa nacional de 34,653 adultos estadounidenses.

Una solución y problema de adicción recurrente

El estudio mostró que la automedicación para tratar la ansiedad es una práctica común. Un 13% de quienes habían consumido sustancias psicoactivas para calmar su ansiedad en el año previo dijeron que lo habían hecho para reducir su ansiedad, miedo o pánico acerca de una situación. Alrededor de un cuarto de las personas en el estudio dijeron que se habían automedicado con drogas o medicamentos.

El estudio concluyó que las personas con trastornos de ansiedad diagnosticados que se automedicaban al inicio del estudio, eran de dos a cinco veces más propensas a desarrollar un problema con el alcohol o drogas en los siguientes tres años, indicó Health.

Hasta un 13% de los participantes diagnosticados con trastorno de ansiedad que se automedicaban con alcohol, desarrollaron un problema con la bebida en un periodo de tres años, frente al 5% de quienes no se automedicaban.

Y 10% de las personas con un trastorno de ansiedad que se automedicaban con drogas o medicamentos desarrollaron un problema con respecto a las mismas, frente a 2% de las que no se autorecetaron, indicó Health.

Bolton destacó que las personas que sufren de ansiedad, a menudo recurren a la automedicación debido a la vergüenza que acarrea este problema y otros trastornos mentales, en lugar de buscar ayuda profesional.

Contraproducente a largo plazo

Además, la automedicación aumentó los problemas de ansiedad de los participantes en el largo plazo, indicó Health.

Las personas con síntomas de ansiedad que no habían sido diagnosticadas tenían más probabilidad de ser desarrollar trastornos de ansiedad si se automedicaban, de acuerdo con el estudio publicado en Archives of General Psychiatry.

Los expertos han conocido desde hace mucho tiempo la relación entre la vulnerabilidad al abuso de sustancias y el trastorno de ansiedad o fobia social, como un miedo pronunciado a situaciones como fiestas o a hablar en público, explicó Health.

Pese a que esta relación es conocida por los científicos, no han podido determinar si los problemas de abuso de sustancias preceden a los trastornos de ansiedad o viceversa.

Beber una copa de vino de vez en cuando, después de un día estresante, no necesariamente coloca a las personas en riesgo de convertirse en alcohólicas, ya que el abuso de sustancias está determinado por otros factores ambientales y genéticos, precisó Kristen Anderson, una psicóloga clínica consultada por Health. Pero la costumbre de recurrir a estas sustancias por encima de otros métodos de relajación sí incrementa el riesgo, agregó.

La psicoterapia y otros tratamientos para la ansiedad son efectivos y pueden resolver definitivamente el problema, pero es necesario crear consciencia entre la población de la existencia de estas opciones y eliminar el estigma de la enfermedad mental en la sociedad, señalaron ambos médicos.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona, CMA
San Juan de la Maguana, SJM Rep. Dom.
Edificio Profesional 2, Consultorio 206
Tel. 809-557-4714/ 809-480-0908
Lunes a Viernes de 4 a 6 de la tarde
Fuente: www.expansion.com

miércoles, 28 de junio de 2017

"Todo sobre el Trastorno de Ansiedad"

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"Un 20 a 30 % de la población sufre trastornos de ansiedad"

Santa Fe fue sede de una jornada de psiquiatría en la que se abordaron distintas enfermedades que padece la población en general, entre las que se destaca el trastorno de ansiedad. El psiquiatra José Domínguez explica cómo detectarlo y qué hacer ante este padecimiento tan común en estos días.

Estos psiquiatras se juntaron a discutir sobre las patologías más comunes por las que llegan hoy sus pacientes a terapia. Se trata de la Jornada de Psiquiatría del Litoral, organizada por la Asociación de Psiquiatría de Santa Fe.

En la oportunidad, el presidente de la Asociación, José Domínguez, brindó detalles sobre una patología que en estos días parece ser más común de lo que algunos creen: el trastorno de ansiedad.

Si bien existen distintos tipos de trastornos de ansiedad y cada uno de ellos precisa un tratamiento específico, Domínguez abordó algunas generalidades útiles para toda la población que sirven para entender un poco más del tema y contar así con las herramientas necesarias para buscar soluciones.

Definición

La ansiedad es una reacción involuntaria del organismo, de agentes internos o externos, que el mismo individuo reconoce como amenazantes, pero cuando se exceden esos límites de normalidad y se comienza a vivir con más intensidad y frecuencia, es cuando se comienza a tratar como un trastorno de ansiedad.

¿De qué hablamos cuando decimos trastorno de ansiedad? 

Primero hay que definir qué es la ansiedad para luego hablar de la ansiedad patológica. La ansiedad es una reacción involuntaria del organismo, de agentes internos o externos, que el mismo individuo reconoce como amenazantes. Esa ansiedad, hasta cierto punto, es normal. Todos podemos reaccionar poniéndonos ansiosos ante una determinada situación. Ahora, cuando se exceden esos límites de normalidad y se comienza a vivir con más intensidad y frecuencia, es cuando se comienza a tratar como un trastorno de ansiedad. Justamente se denomina trastorno porque trastoca el funcionamiento normal de tu vida.

¿Cómo darse cuenta cuando la ansiedad pasa a ser un trastorno?

La primera consulta médica suele ser por problemas laborales, familiares o sociales. Es que más allá de los síntomas, hay conductas típicas que revelan el trastorno y tienden a la evitación, tener una vida un poco más solitaria, sin exponerse socialmente. 

¿Cómo se manifesta esa ansiedad?

La forma de manifestarse es muy variable, porque no sólo se manifiesta con síntomas psíquicos. Por ello cuesta a veces llegar a un diagnóstico completo. Muchas veces nos encontramos con un paciente acelerado, preocupado y ansioso, pero a su vez esto se psicosomatiza a través de algún órgano, a nivel digestivo, con náuseas, vómitos o constipación; o con síntomas neurológicos o cardiorespiratorios: le falta el aire, tiene palpitaciones o le sube la presión arterial. Andan de médico en médico, se hacen distintos estudios, lo cual está bien porque primero hay que descartar que exista algo clínico, hasta que llegan al psiquiatra por descarte con toda esa batería de estudios previos. Es allí cuando luego de las primeras consultas detectamos sus niveles de ansiedad elevados.

¿Algún síntoma es más visible que otro?

Los síntomas se pueden agrupar en tres grupos: físicos, psíquicos y cognitivos. Los físicos tienen una lista enorme, desde sudoración en las manos, temblores, mareos, dolores de cabeza, palpitaciones y sensación de ahogo, entre otros. En cuanto a los psíquicos, hay que decir que estos trastornos generan un malestar tan grande que esa ansiedad se puede manifestar a través de la depresión, van de la mano. Se manifiesta en el desgano y la angustia. Y, por último, están los síntomas cognitivos: las dificultades para concentrarse, prestar atención, con fallas en la memoria reciente (de fijación). Llegan al consultorio pensando que sufren alzheimer.

¿Cómo se bajan los niveles de ansiedad?

No se trata de un problema grave pero el paciente debe entender que se trata de un cuadro crónico, que se va a sostener en el tiempo, ya que está arraigado en su forma de ser. Son personas que tienen un temperamento ansioso y se preocupan por las cuestiones cotidianas más de lo habitual. 

Una vez descartado un problema clínico, ¿precisa un tratamiento psicológico o psiquiátrico?

Es necesario un abordaje interdisciplinario. La terapia que utiliza la psicología es la cognitiva-conductual, que es breve, ya que los pacientes con trastornos de ansiedad necesitan una respuesta rápida. Entonces se establecen pautas a corto plazo, con objetivos breves que se van cumpliendo de sesión en sesión, y en poco tiempo el paciente ve el cambio. Y conjuntamente con el psiquiatra se determina si es necesaria la utilización de algún tipo de drogas.

¿El tratamiento es con medicamentos o con reposo?

Las licencias médicas deben otorgarse en casos que sea necesario, sin abusar de ello, ya que no es imprescindible. Luego, si es necesario medicar al paciente para mejorar algunos síntomas, existen drogas específicas para cada patología, con ansiolíticos o antidepresivos suaves, mediante los cuales en un par de semanas se empiezan a ver los resultados. Pero el paciente debe ser conciente de que es un tratamiento largo, que quizá le demande un año de continuidad.

¿Hay más personas de lo que se puede imaginar con trastornos de ansiedad?

Si se suman todos los tipos de trastornos de ansiedad, estamos hablando de un 20 a 30 por ciento de la población en general, lo que es realmente alarmante. Esto nos da la tranquilidad de que al ser tan habitual se desmitifica la consulta psiquiátrica y los pacientes se acercan cada vez más.

¿Los trastornos de ansiedad se sufren más a una determinada edad?

Por lo general, casi todos los trastornos de ansiedad aparecen entre la segunda y tercera década de vida, aunque hay casos particulares que se ven desde la infancia, como también otros que se dan un poco más tarde, luego de los 40 años.

¿Los ataques de pánico están asociados a los trastornos de ansiedad?

El trastorno de pánico es un tipo de manifestación de un tipo de trastorno de ansiedad, pero no todo paciente ansioso tiene crisis de pánico. Se trata de una situación muy brusca que dura unos pocos minutos, en la que el paciente se desespera y piensa que se va a enloquecer o morir, y luego le queda un síntoma muy común de ansiedad anticipatoria que es el miedo al miedo, el temor constante a tener otra crisis. Esto se trata de la misma forma.

¿La sobreexposición a las distintas pantallas provoca trastornos de ansiedad?

Muchos investigadores están hoy de lleno en este tema, como en la incidencia de las redes sociales. Es increíble observar cómo se va generando el trastorno al estar casi la totalidad del día frente a la pantalla, porque lo aisla.

¿Cuánto tiempo demanda un tratamiento para esta patología?

si el paciente cumple con el tratamiento, en seis a ocho meses se puede alcanzar una respuesta satisfactoria. Como también puede ocurrir que al mes de iniciado el tratamiento el paciente se sienta bien, lo cual no quiere decir que esté curado. Por ello siempre insistimos en la paciencia y la constancia que debe tener.

¿Es necesario cambiar hábitos?

Sí, toda la conducta complementaria a la medicación, con buena calidad de vida, alimentación sana y actividad física es importantísima.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona, CMA
San Juan de la Maguana, SJM Rep. Dom.
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Fuente: www.ellitoral.com

martes, 27 de junio de 2017

"Depresión?, Más allá de la Serotonina"

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La capacidad del cerebro para hacer frente de manera efectiva al estrés y ser menos susceptibles de caer en depresión viene dada por un solo tipo de proteína, de acuerdo con un nuevo estudio llevado a cabo en la Escuela Icahn de Medicina del Monte Sinaí (EEUU).

En su investigación, publicada en la revista Nature, los expertos indican que esta proteína es la beta-catenina, que se expresa en el cerebro y que cuenta con muchas funciones biológicas importantes. Los científicos realizaron un experimento con ratones a los que expusieron a estrés social crónico, descubriendo que la actividad de esta proteína en las neuronas D2 en el núcleo accumbens (sistema motivacional) accionaban la resistencia. Es decir, los ratones que tenían activada la proteína b-catenina estaban protegidos contra el estrés, mientras que los que tenían la proteína inactiva, desarrollaron signos de depresión en su comportamiento. Tras activar la b-catenina en los ratones estresados, comprobaron que este cambio reforzó su capacidad de resistencia al estrés.

“Nuestros resultados son distintos respecto a la serotonina y otros neurotransmisores implicados previamente en la depresión o la capacidad de resistencia contra ella. Estos datos proporcionan una nueva vía para encontrar nuevos antidepresivos potencialmente más eficaces”, aclara, Eric J. Nestler, líder del estudio.

Esta investigación abre un nuevo camino para comprender en profundidad las claves de la depresión y desarrollar terapias dirigidas a fortalecer la capacidad de recuperación frente al estrés como modo de protegerse contra la depresión.

"Mientras que la mayoría de los esfuerzos anteriores en el descubrimiento de fármacos antidepresivos se han centrado en la manera de deshacer los malos efectos del estrés, nuestros resultados proporcionan una vía para generar nuevos antidepresivos que activan los mecanismos de resistencia natural”, aclara Nestler.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
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viernes, 23 de junio de 2017

¿Sabes a que se le llama Cerebro Quemado?

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Uno de los problemas que afrontan los médicos en el ejercicio de su profesión es el síndrome de desgaste profesional –burnout, en inglés–. Se trata de un estado mental y físico caracterizado por la sensación de que no se puede más. Causado por un estrés prolongado en el tiempo, es una señal de saturación y agotamiento emocional, aderezado además por la imposibilidad de atender las demandas constantes.

Si ese estrés se hace crónico, pasan a sufrir además pérdida de interés y motivación, unidas a una sensación de vacío o sinsentido. Dicho desánimo favorece el absentismo y reduce la productividad y efectividad. También dejan de preocuparse por sus familias y su vida personal se ve minada. Además, creen que nada de lo que hacen es apreciado o considerado por los demás. "Fue descrito por [Herbert] Freudenberger en 1947 y se considera típico de los individuos que han de permanecer en contacto directo y estresante con otras personas a causa de su trabajo", señala el psiquiatra Luis de Rivera en su libro El maltrato psicológico.

Después de meses o años de dedicación intensa, aparece el cuadro clínico, "como resultado de una interacción negativa entre el trabajador, el entorno laboral, el equipo o staff, la estructura organizativa y la labor en sí misma", añade. Además, es un síndrome que, "con frecuencia, tiene graves complicaciones psicosomáticas y psiquiátricas", apostilla De Rivera.

Por otra parte, un estudio sobre el desgaste que sufren los profesionales sanitarios, publicado por Archives of Internal Medicine (JAMA) y dirigido por el doctor Tait D. Shanafelt, de la Clínica Mayo, en Minnesota (EE. UU.), reveló que el 45,8 % de los 7.288 entrevistados habían vivido, al menos, uno de los síntomas severos indicativos de burnout.

Si comparamos estos datos con trabajadores de la población en general, los médicos tienen un 8,6 % más de riesgo de acabar exhaustos emocionalmente y un 10 % más de sufrir desgaste y decaimiento. Asimismo, sus probabilidades de sentirse insatisfechos con la conciliación entre su vida personal y laboral son un 17 % mayores que las de la media de la población.

Tengamos en cuenta que los controladores aéreos, los pilotos de guerra y algunas especialidades médicas de alto riesgo son las profesiones consideradas tradicionalmente con un mayor nivel de estrés, debido al alto grado de responsabilidad que conllevan.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
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jueves, 22 de junio de 2017

"El cerebro deshonesto"

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El 9 de diciembre  se conmemora el Día Internacional Contra la Corrupción. ¿Pero qué se sabe acerca del cerebro del corrupto? ¿Existe algún mecanismo neurobiológico que pueda explicar la deshonestidad? Pues parece que sí, un revelador estudio del University College de Londres publicado en Nature Neuroscience, encuentra que el cerebro humano es capaz de aceptar y adaptarse a la deshonestidad.

La amígdala cerebral

La amígdala cerebral es una región cerebral responsable del desarrollo de las emociones humanas; el sistema límbico es un conjunto de núcleos cerebrales responsables de la vida afectiva, el desarrollo de la memoria, el instinto de preservar el organismo y la especie y el nexo entre el medio ambiente y nuestros órganos internos antes de realizar una acción. 

Al estimular la amígdala cerebral de un animal, este responde con agresividad, pero si es extraída, el animal se vuelve indiferente y ya no reacciona ante un estímulo que antes le había causado miedo o excitación sexual. Una persona con lesión de la amígdala cerebral no solo es incapaz de expresar sus emociones, sino que -a pesar de reconocer el rostro de otros- es incapaz de reconocer las emociones en el rostro de otras personas. 

La amígdala cerebral es responsable del “creer en nuestros instintos” (gut feeling en inglés), en que -sin pensarlo dos veces- interpretamos instantáneamente una experiencia y la aceptamos o rechazamos de plano.

El experimento

Lo que hicieron los científicos fue estudiar dos hechos de común observación: 

1) Cómo se explica que los grandes actos de corrupción empiecen siempre con pequeñas transgresiones, las cuales van creciendo progresivamente, hasta convertirse en delitos de gran magnitud. En otras palabras cómo es que el corrupto empieza de a poquitos y sus delitos van progresivamente haciéndose cada vez mayores. 

2) Cómo se explica que el miedo inicial que desarrolla el corrupto al darse cuenta de que está haciendo algo malo, va desapareciendo poco a poco con subsecuentes actos de deshonestidad; convirtiéndose progresivamente en un sinvergüenza que -como se dice popularmente- “ya no tiene sangre en la cara”.

Debido a que previos estudios habían demostrado que la disminución de la actividad de la amígdala cerebral hacía que las personas se acostumbren progresivamente a estímulos negativos y que un estudio demostró que los estudiantes que tomaban un medicamento inhibidor de la función de la amígdala cerebral eran más propensos a copiar que los que no estaban medicados, los investigadores pensaron que la actividad de la amígdala cerebral tenía mucho que ver con la deshonestidad.

Para demostrarlo, diseñaron un experimento en el que 55 voluntarios participaron en un juego que los tentaba a engañar a sus compañeros y favorecerse económicamente de manera deshonesta. El juego estaba diseñado de tal manera que, al no enterarse de que sus compañeros se den cuenta del engaño, el deshonesto iba perdiendo el miedo a sus actos y se iba favoreciendo cada vez más y más.

Lo novedoso del estudio, y algo que nunca se había hecho antes, fue que se estudió la actividad de la amígdala cerebral con la resonancia magnética funcional (fMRI), la cual permitió ver si la actividad de la amígdala cerebral iba aumentando o disminuyendo a medida que el deshonesto iba engañando más y más.

Los resultados fueron impresionantes. Con los primeros actos deshonestos, la amígdala cerebral se activaba fuertemente, pero con cada subsecuente acto deshonesto, su actividad disminuía progresivamente, es decir, la amígdala cerebral se iba acostumbrando a los actos deshonestos. En otras palabras, el corrupto empieza poco a poco y al ir perdiendo la actividad de su amígdala cerebral, va perdiendo el miedo y se va acostumbrando al delito. La consecuencia es que al ir perdiendo el miedo al castigo, el corrupto avezado va aumentando la magnitud de sus actos deshonestos. El gran corrupto pierde entonces completamente la actividad de su amígdala cerebral.

Corolario

Este estudio tiene profundas implicancias para el individuo y la sociedad. En primer lugar, debemos entender -y aceptar- que el mecanismo descrito -que el cerebro humano es capaz de ir escalando y adaptándose a los actos deshonestos- es un fenómeno natural y que puede ocurrir en cualquiera de nosotros. 

La gran pregunta es entonces ¿por qué ocurre más frecuentemente en ciertas sociedades y mucho menos en ciertas otras?

Raymond Fisman, economista y especialista en comportamiento humano de la Universidad de Boston dice que el asunto de la corrupción no es un asunto de la persona, sino del sistema en que vive. Si la corrupción es percibida como normal en un país, hasta la persona sin inclinación a serlo puede iniciarse y aprovechar del mecanismo cerebral descrito para acostumbrarse. Sin duda, el cerebro del ser humano es capaz de adaptarse a la corrupción cuando el sistema en que vive lo permite. Christoph Stefes, profesor de ciencia política de la universidad de Colorado dice que la historia enseña que una manera de luchar contra la corrupción sistémica es creando islas de honestidad en la sociedad, lideradas por individuos honestos, rodeados de personas honestas y que logren movilizar grandes segmentos honestos de la población, inclinando la balanza de la sociedad hacia el lado de la honestidad.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
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Fuente: www.siglo21.com

miércoles, 21 de junio de 2017

¿Cuales áreas cerebrales se afectan en la bipolaridad?

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El grupo de investigación en trastornos bipolares del Hospital Clínic-Idibaps ha participado en la identificación de las anomalías cerebrales específicas en personas con trastorno bipolar y ha elaborado el primer mapa de las regiones clave del cerebro implicadas en la neurobiología de este trastorno.

Varios estudios previos habían determinado que el trastorno bipolar está asociado a diferencias estructurales del cerebro, pero las investigaciones hechas hasta ahora con neuroimagen no habían ofrecido conclusiones concluyentes.

En este contexto, un equipo internacional liderado por Ole Andreassen, de la Universidad de Oslo, con la colaboración del grupo del Hospital Clínic, liderado por Eduard Vieta, ha impulsado el estudio más amplio realizado hasta la fecha sobre la materia.

En el estudio, que publica la revista "Molecular Psychiatry", los investigadores han visto, entre otros, que los adultos con trastorno bipolar tienden a tener las áreas corticales menos gruesas en las regiones frontal, temporal, y parietal del cerebro y que la corteza prefrontal ventrolateral (CPFVL) es la que presenta más reducción en el grosor cortical.

Los investigadores también examinaron los efectos de los fármacos que más se utilizan en el trastorno bipolar, como el litio, que reduce la gravedad y la frecuencia de los episodios maníacos. Los expertos, sin embargo, desconocen exactamente los mecanismos por los que la molécula ayuda a los pacientes con trastorno bipolar. El trabajo ahora publicado ofrece algunas pistas, ya que indica que el litio incrementa el volumen de materia gris en las zonas afectadas.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
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Fuente: www.efefuturo.com


martes, 20 de junio de 2017

"Enfermedad de Parkinson"

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La enfermedad de Parkinson (EP), es un trastorno neurodegenerativo crónico que conduce con el tiempo a una incapacidad progresiva, producido por la destrucción de la sustancia negra cerebral. Clasificada como un trastorno del movimiento, que también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma.

Esta enfermedad representa el segundo trastorno neurodegenerativo por su frecuencia, situándose por detrás de la enfermedad de Alzehimer. Está extendida por todo el mundo y afecta tanto al sexo masculino como al femenino, siendo frecuente que aparezca a partir del sexto decenio de vida. Además de esta variedad tardía, existe otra versión precoz que se manifiesta en edades inferiores a los cuarenta años.

En la actualidad la clínica es primordial para detectar el padecimiento, puesto que no se ha identificado ningún marcador biológico de esta enfermedad. Por ello, el diagnóstico de la misma se apoya en la detección de la característica tríada: rigidez-temblor-bradicinesia y en la ausencia de síntomas atípicos, aunque también tiene importancia la exclusión de otros posibles trastornos por medio de técnicas de imagen cerebral o de analíticas sanguíneas. 

En 1997 la Organización Mundial de la Salud estableció que el 11 de abril se celebraría el Día Mundial del parkinson, buscando crear mayor grado de conciencia sobre la misma. Fue esta la fecha escogida al coincidir con el nacimiento de James Parkinson, el médico británico que describió por primera vez la «parálisis agitante», término que él mismo acuñó.

Este tipo de paciente ademas de padecer de problemas motores, también desarrollan alteraciones de salud mental, como el caso de trastornos de ansiedad, depresión, del sueño, entre muchos otros, por lo cual debe ser evaluado por el departamento de psiquiatría conjuntamente, para mejores resultados.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Medico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona
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lunes, 19 de junio de 2017

¿Has oído sobre Programación Neurolinguistica?

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A mediados de los años 70, John Grinder y Richard Bandler, se propusieron averiguar qué es lo que lleva a dos psicoterapeutas famosos de los EEUU a ser tan efectivos a la hora de obtener sus resultados. En su investigación, descubren algunas reglas verbales que ambos utilizaban dentro de su comunicación y que se convirtió en la base de su eficacia.

Así se inició la PNL, la programación neurolingüística, un conjunto de métodos y técnicas que se pueden aplicar en el día a día para alcanzar objetivos y mejorar la calidad de vida.

Tratamos este tema con José de Zor, psicólogo clínico y socio didacta de la Asociación Española de Programación Neurolinguistica quien asegura que hablamos de “programación porque en nuestro ´software mental´ hay una serie de programas con los que funcionamos en la vida. Están reflejados en nuestra base neurológica, de ahí viene neuro y lingüística porque se expresan a través de nuestro lenguaje verbal y no verbal”.

Afirma que la parte no verbal es incluso más relevante que la verbal: los gestos, cómo nos sentamos, actuamos; todo ello define nuestra comunicación total.

Esta técnica se basa en desentrañar los programas con los que funcionamos y modificarlos para utilizarlos en nuestro beneficio.

“Podemos tener unos patrones de comunicación inadecuados, normales o mejorables. Permite comunicarnos mejor en cualquier ámbito de nuestra actividad humana, ya sea familiar, personal, profesional o social”, sostiene el psicólogo clínico.

El experto manifiesta que poseemos “cierto símil con la informática” porque tenemos una serie de programas preestablecidos genéticamente o que hemos aprendido, que son los que hacen que funcionemos por la vida.

Ese “software mental” se puede mejorar con la programación neurolingüística ya que nos propone “una serie de nuevos programas” para mejorar los que ya tenemos y hace que funcionemos mucho mejor.

“Reprogramar es hacer refuncionar esas creencias, valores y todo el contenido que tenemos dentro para reestablecer, de una manera más eficaz, el funcionamiento de los programas internos para facilitarnos la vida”, enuncia José de Zor.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona, CMA
San Juan de la Maguana, SJM Rep. Dom.
Edificio Profesional 2, Consultorio 206
Tel. 809-557-4714/ 809-480-0908
Lunes a Viernes de 4 a 6 de la tarde
Fuente: www.efesalud.com

lunes, 12 de junio de 2017

"Trastornos Alimentarios"

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Estos engloban varias enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre los que prevalece una alteración o distorsión de la auto-imagen corporal, un gran temor a subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal.

En los últimos 30 años, surgieron como enfermedades cada vez más frecuentes, sobre todo en los adolescentes. Los estudios sobre la frecuencia de estos trastornos muestran un aumento preocupante, principalmente en la población de mujeres jóvenes. 

Se ha encontrado que entre 1 y 2% de las mujeres padecen de anorexia nerviosa (AN), y entre 1 y 3% padecen bulimia nerviosa (BN). Estos trastornos se presentan en una proporción de 10 a 1 en las mujeres con respecto a los varones, aunque en los últimos años se ha incrementado el número de varones que los padecen. Generalmente el inicio de los trastornos de la conducta alimentaria es de los 14 años hasta los 20.

Factores que producen trastornos alimentarios 

Factores biológicos: Hay estudios que indican que niveles anormales de determinados componentes químicos en el cerebro, neurotransmisores, predisponen a algunas personas a sufrir ansiedad, perfeccionismo, pensamientos y comportamientos obsesivos y compulsivos. Estas personas son más vulnerables a sufrir un trastorno de la conducta alimentaria.

Factores psicológicos: Las personas con trastornos alimentarios tienden a tener expectativas no realistas de ellos mismos y de las demás personas. A pesar de ser exitosos se sienten incapaces, ineptos, defectuosos. No tienen sentido de identidad. Por eso tratan de tomar control de su vida y muchas veces se enfocan en la apariencia física para obtener ese control.

Factores familiares: Personas con familias sobre-protectoras o disfuncionales inflexibles e ineficaces para resolver problemas tienden a desarrollar estos trastornos. Muchas veces no muestran sus sentimientos y tienen grandes expectativas de éxito. Los niños aprenden a ocultar sus sentimientos, desarrollan miedo, inseguridad, dudas, y toman el control por medio del peso y la comida.

Factores sociales: Los medios de comunicación asocian lo bueno con la belleza física (según cánones actuales) y lo malo con la imperfección física. Las personas populares, exitosas, inteligentes, admiradas, son personas con el cuerpo perfecto, lo bello. Las personas que no son delgadas y atractivas son asociadas con el fracaso.

Síntomas de trastornos alimentarios:
  • Actitudes obsesivas respecto a las dietas.
  • Disminución importante del peso.
  • Comer a solas o evitar comer cualquier tipo de comida. 
  • Contar las calorías de los alimentos que se ingieren y pesarse con frecuencia.
  • Cambios en el carácter relacionados con el haber comido o no.
  • Verse "gordo" aunque haya una disminución importante de peso.
  • Encerrarse en el baño después de comer, sin que haya una causa que lo justifique.
  • Realizar ejercicio en forma obsesiva.
  • Verse mucho en el espejo sin decir nada.
  • Sentir nerviosismo al estar con personas o cerca de comida.
Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona, CMA
San Juan de la Maguana, SJM Rep. Dom.
Edificio Profesional 2, Consultorio 206
Tel. 809-557-4714/ 809-480-0908
Lunes a Viernes de 4 a 6 de la tarde

domingo, 11 de junio de 2017

"Salud Mental, calidad de vida"

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Descubrir el inconsciente y estudiar su impacto en nuestra vida fue revolucionario a principios del siglo XX, causando un gran revuelo en el seno del mundo científico y académico además de un tremendo vuelco en la vida de las personas.

Poco a poco, el shock inicial dio paso al entendimiento, las teorías y conceptos del psicoanálisis y de toda la psicología, en todas sus ramas y orientaciones, fue abarcando más esferas e integrándose paulatinamente en lo cotidiano. Recurrir a un terapeuta comenzó a verse tan natural como ir al médico.

La psique humana, tan compleja, es estudiada por los psicólogos y médicos psiquiatras desde un punto de vista integral, contemplando los distintos aspectos que la forman, incluida la historia y el presente del individuo, sus relaciones y conductas, su ambiente y circunstancias. Estos son capaces no sólo de comprender lo que nos pasa, sino además de desentrañar tejidos subconscientes complejos, que muchas veces se manifiestan en formas que nos causan dolor o que lo causan a quienes nos rodean.

Recurrir a un centro de salud mental que ofrezca un plantel de varios psicologos y psiquiatras puede ser la respuesta a numerosos conflictos, desde pequeños miedos irracionales o problemas conductuales hasta problemas de pareja, fobias severas, ansiedad y ataques de pánico, depresión, bipolaridad y esquizofrenia. 

La salud mental es capaz de ofrecernos herramientas que nos servirán para lidiar mejor en nuestro día a día con una serie de conflictos que entorpecen nuestro cotidiano y ayudarnos a resolver del mejor modo posible situaciones problemáticas como el acoso escolar, o los problemas de autoestima.

Las terapias pueden ser una solución eficaz a los conflictos individuales, de pareja, en adultos o en niños. Es fundamental recurrir a un centro especializado que nos dé la garantía de contar con un cuerpo de profesionales idóneo, psicólogos o incluso psiquiatras que puedan realizar un abordaje integral de los problemas, incluyendo el aspecto médico, si fuera necesario. 

A veces se torna imprescindible la intervención médica, pues puede ocurrir que ciertos conflictos requieran de una atención coordinada entre distintos profesionales, para maximizar las probabilidades de eficacia de un determinado tratamiento.

Es importante saber que un grupo de profesionales está dispuesto a ayudarnos a lidiar con nuestros problemas y a aliviar nuestros malestares o sufrimientos.

El médico psiquiatra tiene la particularidad de utilizar medicamentos en momentos de crisis en pacientes que lo ameritan, el tomar estos fármacos no es sinónimo de pertenecer al 1% de la población que atendemos, pacientes crónicos, comúnmente mal llamados, "LOCOS".

Hacer conciencia frente a este tipo de temas nos permite crecer como sociedad, como personas y a evitar tantos titulares desagradables, de tragedias que ocurren el día a día por personas que necesitan una evaluación por salud mental y un seguimiento. 

No tenga miedo de ponerse en manos de profesionales de la salud mental; simplemente somos asesores y acompañantes de nuestros pacientes que padecen de situaciones que le afectan su calidad de vida.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona, CMA
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sábado, 10 de junio de 2017

"Como daña el Alcohol nuestro Cerebro"

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Expertos descubren de qué forma afecta beber moderadamente alcohol a nuestro cerebro. ¡Te lo contamos!

Según la OMS, alrededor del 5% de las enfermedades que se producen cada año en el planeta son causadas por la ingesta de alcohol.

Pero ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Oxford y el University College de Londres (Reino Unido) concluye que incluso el consumo moderado de alcohol está relacionado con un mayor riesgo de disminución de la salud mental y de las habilidades cognitivas. El trabajo ha sido publicado en la revista BMJ.

Los investigadores explican que el vínculo entre el consumo excesivo de alcohol y lo que esto perjudica al cerebro -incluyendo la demencia y la degeneración del tejido cerebral- ya ha sido bien estudiado. Sin embargo, muy pocos estudios han examinado la relación entre el consumo moderado de alcohol y la salud cerebral, y sus pruebas son en gran medida inconsistentes.

Para analizar este extremo, los expertos examinaron 30 años de datos (recogidos entre 1985 y 2015) de 550 hombres y mujeres sanos con 43 años de media que participaron en el estudio Whitehall II. Ninguno de ellos tenía dependencia del alcohol al inicio del estudio.Los datos incluían información sobre el consumo semanal de alcohol y medidas sobre la función cerebral y el rendimiento mental. 

Es que una mayor ingesta de alcohol estaba vinculada a un mayor riesgo de atrofia o degeneración de tejido en el hipocampo, una parte del cerebro crucial para la orientación espacial y la memoria. Este nefasto vínculo permanecía incluso tras tomar en cuenta factores que podrían influir en el resultado como el sexo, la edad, los años de educación, el estado socioeconómico, la actividad social y física, el historial médico, el tabaquismo y el riesgo de accidente cerebrovascular.

Los participantes cuya ingesta de alcohol superó las 30 unidades por semana tuvieron el mayor riesgo de atrofia del hipocampo; sin embargo, el análisis también mostró un vínculo con el consumo moderado de alcohol, que definieron como de 14 a 21 unidades por semana. Las personas que bebían moderadamente (hasta 7 copas de vino) mostraron un riesgo tres veces mayor de atrofia del hipocampo y en consecuencia algún tipo de demencia.

Dr. Arnulfo Mateo Hijo
Médico Internista y Psiquiatra
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Fuente: www.mdzol.com

jueves, 8 de junio de 2017

"Suicidio, mayor en los países más felices"


El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España, y otro tanto sucede en algunos de los países más avanzados del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, cada año se registran más muertes por suicidio que por accidentes de tráfico.

Además, el riesgo de suicidio en todo el mundo es mucho mayor en los hombres que en las mujeres. En relación a los más jóvenes, a nivel mundial, el suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad, según advertía en 2014 la Organización Mundial de la Salud. En ese sentido, los expertos apuntan a unas redes familiares fuertes y capacidad para asimilar la frustración, como claves para su prevención.

En los países más felices, más suicidios

Sin embargo, una de las cuestiones que llama más la atención sobre el suicidio, por lo que tiene de paradójico, es que en los países más felices se registran mayores tasas de suicidio.

Así lo constataban las conclusiones de un documento de investigación publicado en 2011 y titulado: “Contrastes oscuros: La paradoja de las altas tasas de suicidio en lugares felices”. 

En la elaboración del informe, los científicos responsables del mismo pretendían documentar y analizar las causas de esta paradójica relación entre felicidad y suicidio, entendiendo por felicidad aspectos como tener suficiente dinero para hacer y comprar lo que deseas: una casa agradable, comida, ropa, coche, ocio; y todo ello dentro de lo razonable. Además de tener una vida saludable, libre de dolor y capacidad para cuidar de uno mismo.

Para ello, contrastaron las primeras posiciones del ranking de los 10 países más felices del mundo, con las tasas de suicidios de esos mismos países. Esos 10 países eran en aquel año, por este orden, Noruega, en primera posición, seguido de Dinamarca, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Países Bajos y Estados Unidos.

La lista estaba basada a su vez en un estudio que elabora Londres, calificada como “Índice de Prosperidad”, que amplía la clasificación hasta un total de 110 países.

Así, las conclusiones del estudio determinaron que países europeos que aparecían en ese decálogo la felicidad, o en los siguientes primeros puestos, como Dinamarca, Islandia, Irlanda y Suiza, así como Estados Unidos o Canadá, eran al mismo tiempo los que mostraban una mayor tasa de suicidios.

Las causas de una paradoja

Las causas de esta paradójica situación, según los autores de la investigación, tienen que ver con el nivel de felicidad de los demás en relación al de los suicidas, normalmente con un bajo nivel de autoestima.

Así, el nivel de felicidad de los demás sería un factor de riesgo de suicidio porque las personas descontentas que viven en lugares donde el resto de individuos son felices tienden a juzgar su propio bienestar en comparación con el de las personas que les rodean.

“Las personas descontentas pueden sentirse particularmente hastiadas de la vida en lugares felices. Estos contrastes pueden incrementar el riesgo de suicidio”, aseguraba entonces el profesor Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick y responsable de la investigación.

“Si los seres humanos estamos expuestos a los cambios de humor, las comparaciones con los demás pueden hacer más tolerable nuestra existencia en un ambiente donde otros son completamente infelices” añadía.

Estas conclusiones echaban por tierra otras que, hasta entonces, atribuían el índice de suicidios en países nórdicos a las características particulares del propio país, como por ejemplo, las escasas horas de luz solar en invierno.

También se había apuntado a las diferencias culturales y a las actitudes sociales en relación con la felicidad y el modo de concebir la vida.

Como afirmaba Stephen Wu, del Hamilton College: “Los resultados obtenidos son consistentes con los de otra investigación que demostró que la gente evalúa su propio bienestar a partir de las comparaciones con las personas que les rodean. Este tipo de efectos comparativos también han sido constatados en referencia a ingresos, desempleo, delincuencia y obesidad”.

El contraste entre Hawái y Nueva York

Los investigadores planteaban en el estudio que en aquellas ciudades donde viven personas satisfechas con sus vidas tienden a tener mayores tasas de suicidio que aquellas con niveles de satisfacción medio-bajo en cuanto a calidad de vida. Y ponían el ejemplo del contraste estadounidense entre Hawái y Nueva York.

Según sus datos, Hawái sería el estado estadounidense que registra niveles de felicidad más altos entre sus habitantes (segunda posición), y en cambio, es el quinto -de un total de 50 estados- en número de suicidios.

Por su parte, Nueva York, situado a la cola de los estados con mayor satisfacción de vida –posición 45- registra la menor tasa de suicidio del país, justo por detrás del Distrito de Columbia.

Para llevar a cabo esta comparativa, los investigadores crearon dos bases de datos con las que recopilaron, por un lado, información a nivel individual facilitada por 1,3 millones de estadounidenses, y por otro, las decisiones de suicidio entre una muestra independiente y aleatoria en la que participaron alrededor de un millón de ciudadanos de los Estados Unidos. Asimismo, analizaron datos microeconómicos sobre el bienestar y el suicidio.

A modo de conclusión, los autores del estudio señalaban que “los seres humanos pueden construir sus normas mediante la observación del comportamiento y los resultados de otras personas, y tienden a juzgar su propia situación con menos dureza cuando ven a otras personas con resultados similares a los suyos”.

La altitud geográfica, otro factor de riesgo

Por otra parte, un análisis de datos sobre mortalidad realizado anteriormente en 2.584 condados de Estados Unidos, datos que fueron recopilados durante 20 años por especialistas de diversos centros médicos del país, reveló que vivir en altas altitudes puede ser un factor de riesgo de suicidio.

Según los autores de la investigación, la causa por la que las personas que viven en zonas de altitudes altas, es decir, en lugares de cierta altitud geográfica (altas montañas, etc.), se suicidan más que las que viven en otras regiones sigue siendo aún desconocida.

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