El proyecto es conducido por los investigadores Geisa Salles, estudiante de doctorado, y el profesor Anderson Lobo, quien coordina el Instituto de Investigación y Desarrollo de la Universidad del Vale do Paraíba (Univap), en Sao José dos Campos, a 90 kilómetros de Sao Paulo, la capital regional.
"Con la investigación conseguimos desarrollar ese nanomaterial que contiene el fármaco para el tratamiento del alzheimer y ya lo probamos 'in vitro', esto es, en células que simulan el comportamiento de la enfermedad. Los resultados han sido bastante animadores y creemos que vamos a poder dar una gran contribución para esta patología crónica", explicó Salles.
El proceso, llamado de nanotratamiento, depende de la asociación de polímeros (plástico) y péptidos (proteínas) en nanomateriales hasta formar la fibra subcutánea que es capaz de liberar el fármaco en la corriente sanguínea de manera continua por tener una asimilación rápida y duradera.
En la fibra, con espesor de 800 nanómetros y casi invisible al ojo humano, es embutido un fármaco importado del Reino Unido, que con la técnica de 'electrocableado', en el que una aguja con el medicamento recibe energía y luz para emitir filetes de la fibra, da origen al nanodispositivo para ser implantado de forma subcutánea.
En el laboratorio, la técnica pasa por la segunda fase de pruebas de eficiencia de la fibra nanométrica, que puede aumentar en un 30 % la duración de los medicamentos usados para combatir la enfermedad.
"Hipotéticamente sería como una cinta para parar de fumar, pero todavía se necesita de más investigación para analizar cómo va a ser y en cuál etapa del alzhéimer comenzar a combatir la acción de la betaamiloide, que es la proteína o péptido observada en el cerebro del paciente con la enfermedad", explicó Lobo.
Los investigadores trabajan en el desarrollo de la técnica desde hace dos años, cuando Salles formó parte del programa estatal 'Ciencia sin fronteras' y trabajó en una universidad de Irlanda del Norte.
En Europa, la investigadora brasileña participó en los trabajos de farmacología en los que se descubrió que una substancia utilizada para el control de la diabetes tipo 2 podía ser probada para auxiliar en el control del Mal de Alzheimer.
En la época, el problema era que la substancia aplicada en péptidos tenía una acción muy inmediata y en menos de 48 horas se perdía el efecto en la corriente sanguínea.
Así, pensando en mejorar la absorción y el efecto, Salles y Lobo desarrollaron el nanotratamiento, que aseguran que es inédito, colocando carga eléctrica en la fibra, junto con el fármaco que retarda el avance de la enfermedad que provoca la pérdida de funciones cognitivas.
"Lo que llamó nuestra atención fue el tiempo de absorción del fármaco en el tejido sanguíneo. Después de ser aplicada, la droga es absorbida a lo largo de un período de diez horas. Los medicamentos que son administrados actualmente tienen un tiempo promedio de vida de siete horas", comentó el coordinador del proyecto.
Las características de la técnica desarrollada, además de ampliar la efectividad del medicamento, también minimizan los síntomas de la enfermedad.
"La novedad fue incorporar el material para degradarse en tres meses", detalló Lobo, en referencia a que la técnica permite una dosificación durante ese tiempo para una acción más duradera del fármaco.
El polímero plástico con el que es fabricado el nanodispositivo es biocompatible, sin viciar al paciente de su uso y sin provocar daños colaterales, de acuerdo con sus creadores.
En la actual fase de pruebas, las células animales serán acompañadas para verificar los efectos después de la implantación de la nanofibra.
"La nanotecnología va a potenciar la acción de ese fármaco y dentro de pocos años ayudará mucho a las personas con esa patología", se mostró convencida Salles.
Las próximas etapas incluyen el tratamiento en animales, en especies que tienen un gen alterado para poder ser considerados con alzheimer y, en aproximadamente dos años, se conocerán muchos resultados para ser divulgados y concretar el proyecto en seres humanos, según avanzó.
Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Fuente: www.elsiglodetorreon.com.mx