El deterioro cognitivo, un estado paranoico, la excitación y la pérdida de la percepción de la realidad, son parte de los síntomas reconocidos en los consumidores habituales de cocaína. Dichas alteraciones se suman a no detectar los efectos desfavorables de las prácticas básicas e impulsivas, como la alimentación o el sexo, y tienen su explicación en que la cocaína altera las funciones cerebrales y modifica la estructura del propio órgano.
Un equipo de científicos del hospital de Sant Pau de Barcelona, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y la Universidad Autónoma de Barcelona han demostrado por primera vez la relación entre el estupefaciente y la actividad neuronal, según publica El Pais.
El estudio responsable de este hallazgo, publicado por la revista Adiccion Biology, analizó a una treintena de personas diagnosticadas con adicción a la cocaína, pero en fase de desintoxicación. Los pacientes fueron sometidos a un juego al azar donde se observó su actividad cerebral por medio de tres técnicas distintas de neuroimagen por resonancia magnética.
Esto permitió que de forma simultánea se pudieran apreciar las estructuras gris y blanca del cerebro, además de las vías de comunicación entre las distintas áreas del órgano. Jordi Riba, principal investigador del estudio, aseguró entonces que descubrieron "que se habían sufrido cambios en los tres elementos" estudiados.
Los drogadictos, a diferencia de la población sana, tenían el eslabón llamado "circuito de recompensa" hiperactivado. Esta zona está vinculada con el favorecer conductas impulsivas y su hipersensibilidad choca con la hipoactividad de la corteza prefrontal, parte del cerebro encargada de regular el propio comportamiento.
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Publicado: Dr. Arnulfo V. Mateo Mateo
Fuente: www.latercera.com
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