La República Dominicana tiene la condición de ser el segundo país con mayor tasa de fatalidades en accidentes de tránsito en el mundo, según la OMS, y los peloteros quisqueyanos no escapan de ser parte de dichas fatales estadísticas en donde existe un listado extenso sobre este tipo de hecho tan lamentable.
Las cifras arrojan que el 30% de las personas que llevan el volante al momento de estos fatales accidentes son individuos entre 19 y 25 años, estando el 50% bajo la influencia de una sustancia psicoactiva como el alcohol.
Según la OMS, el consumo máximo recomendado es de 30 gramos diarios para hombres y 20 gramos para las mujeres.
Para un hombre significa que si bebes dos whiskey, o tres copas de vino, o dos cervezas y media, ya estás por encima de una cantidad recomendable.
Para una mujer, con dos copas de vino o de cualquier alcohol ya sería demasiado. Evidentemente, esto no significa que haya un inconveniente con la salud si algún día se consume algo más. El problema es cuando se superan estos niveles con regularidad.
Por ejemplo, demasiadas personas toman más alcohol de lo recomendado casi todos los días. Otros no suelen beber entre semana, pero el fin de semana superan ampliamente lo recomendado. Esas costumbres son muy malas a la larga.
El alcohol afecta nuestros pensamientos, emociones, sentimientos y conducta. Pensamos que somos invencibles, que nada ni nadie nos puede parar y realmente nos hace sentir por encima de la realidad, llevando esto a una excitación tal que iniciamos un proceso de violación de reglas y normas preestablecidas en la sociedad, afectando de forma directa las leyes de transito, poniendo en riesgo la vida de otro y la nuestra.
Desde el punto de vista biológico el acido gamma aminobutirico (GABA) y el N-metil de Aspartato (NMDA) se vinculan íntimamente con el alcohol, neurotransmisor inhibitorio por excelencia el primero y excitatorio el segundo, la sustancia bloquea al primero y es un agonista del segundo termina frenando y permitiendo que exista tal proceso de hiperexitación neuronal en una primera fase para luego terminar en una fase de sedación final.
Alteración cognitivo y conductual:
- Falsa seguridad y sobrevalora su capacidad para la conducción.
- Disminuye su sentido de la responsabilidad y de la prudencia.
- Aumenta las conductas impulsivas y agresivas.
Alteración perceptiva:
- Se reduce el número de movimientos oculares y estos son más lentos, por lo que recogemos menos información del entorno y de peor calidad.
- Se perciben peor las luces y las señales, especialmente cuando estas son de color rojo.
- Se deteriora la convergencia ocular, necesaria para calcular correctamente las distancias.
- Es más difícil calcular adecuadamente la velocidad propia y la de los otros usuarios de la vía.
- Aparecen problemas de acomodación ocular a los cambios de luz, por lo que se pueden producir deslumbramientos con mayor facilidad.
- El campo visual se reduce, por lo que el efecto de visión en túnel puede producirse con más intensidad.
- La fatiga ocular puede aparecer con facilidad y se producen problemas para mantener la concentración visual.
Alteración en la atención:
- La capacidad para atender a dos fuentes de información a la vez queda gravemente alterada, lo que resulta peligroso en situaciones complejas.
- La atención se focaliza en el centro del campo visual, por lo que es más difícil percibir los elementos que hay en los bordes de la vía.
- Será mucho más difícil mantener un nivel de atención adecuado durante un tiempo prolongado.
Alteración psicomotriz:
- Se altera la coordinación entre los distintos movimientos.
- Es más difícil coordinar la información sensorial y motora.
- Bajo control de los movimientos de precisión.
- Disminuye el rendimiento muscular.
- Se altera el equilibrio.
Repercusión sobre el proceso de toma de decisiones:
El alcohol afecta todas las fases del proceso de toma de decisiones:
- La asimilación de la información (luces, señales y obstáculos) es deficiente, debido a las alteraciones perceptivas.
- El pensamiento y el razonamiento necesarios para tomar una buena decisión se ven alterados gravemente.
- Las acciones motoras se hacen menos precisas.
Realmente es una grave imprudencia conducir si se ha bebido alcohol. Conducir bajo estos efectos pone en riesgo la propia vida y la de los demás.
Ojalá estas lineas sirvan para crear conciencia a la población y para tomar medidas más drásticas, controlar las calles y carreteras dominicanas.
Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
Médico Internista y Psiquiatra
Centro Medico Anacaona
Cel. 809-480-0908.
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